Author: Amelia Ortiz

(Español) El final del amanecer cósmico

(Español) Un grupo de astrónomos, liderado por Sarah Bosman (Instituto Max Planck de Astronomía, Munich) ha establecido de forma robusta el momento del final de la época de la reionización del hidrógeno neutro a 1100 millones de años después del Big bang.

(Español) Simulaciones tipo “máquina del tiempo” para el estudio del ciclo de vida de los ancestros de las ciudades de galaxias

(Español) Usando las simulaciones, los investigadores pudieron encontrar pruebas de la realidad de tres protocúmulos de galaxias ya publicados y en contra de otro. Además, lograron identificar cinco estructuras más que se formaban en sus simulaciones. Estas incluyen el protosupercúmulo Hyperion, el mayor y más temprano conocido en la actualidad, que tiene 5000 veces la masa de nuestra galaxia la Vía Láctea, que los astrónomos han descubierto que colapsará en un gran filamento de 300 millones de años luz de longitud.

(Español) Las ondas gravitacionales cosmológicas: un nuevo método para llegar al Big Bang

(Español) Telescopios de todo el mundo observan regiones del cielo caracterizadas por estar poco contaminadas por radiación de nuestra Galaxia, buscando las huellas de ondas gravitacionales cosmológicas producidas durante la inflación, la misteriosa fase de expansión casi exponencial del espacio, en el Universo muy temprano.

(Español) Dos caminos evolutivos estelares que se separaron a una cierta masa

(Español) Si todas las estrellas con más de 8 veces la masa del Sol acabaran sus vidas como supernovas, veríamos muchas más explosiones de supernovas (específicamente supernovas de tipo II) de las que vemos realmente. Las supernovas de tipo II parecen indicar que la masa máxima de una estrella que puede acabar como enana blanca su vida está más cerca de las 12 masas solares que de las 8.

(Español) Ponen en práctica la teoría de la relatividad especial contando galaxias

(Español) El fondo cósmico de microondas parece más caliente en la dirección en la que nos movemos y más frío en la dirección en la que nos alejamos. A partir de este resplandor del universo temprano, los investigadores pueden deducir que el Sol – y la Tierra que se encuentra en órbita a su alrededor- se están desplazando en una cierta dirección, a una velocidad concreta. Los científicos calculan que nuestra velocidad es una fracción de un porcentaje de la velocidad de la luz: es pequeña pero no cero.