Un modelo sugiere que las corrientes dan forma a la corteza helada de Europa en modos importantes para hábitats potenciales
9/12/2013 de The University of Texas / Nature Geosciences
En un descubrimiento de relevancia para la búsqueda de vida en nuestro sistema solar, investigadores de la Universidad de Texas, el Instituto de Tecnología de Georgia y el Instituto Max Planck de Investigación del Sistema Solar han demostrado que el océano subterráneo de la luna Europa de Júpiter puede tener corrientes profundas y patrones de circulación con transferencias de energía y calor capaces de mantener vida biológica.
Los científicos piensan que Europa es uno de los cuerpos planetarios en nuestro sistema solar que con más probabilidad tiene condiciones adecuadas para la vida, una idea reforzada por las lecturas del magnetómetro de la nave espacial Galileo que detectó señales de un océano global salado bajo la capa de hielo de la luna. Sin medidas directas del océano, los científicos tienen que apoyarse en datos de magnetómetro y observaciones de la superficie helada de la luna para explicar las condiciones oceánicas bajo el hielo.
Las regiones de hielo perturbado sobre la superficie, conocidas como terrenos de caos, son una de las características más prominentes de Europa. Tal como la autora principal Krista Soderlund y sus colaboradores explican en la edición electrónica de la semana pasada de la revista Nature Geosciences, los terrenos de caos, que están concentrados en la región ecuatorial de Europa, podrían resultar de fenómenos de convección en la capa de hielo de Europa, acelerados por el calor del océano. La transferencia de calor y posible formación de hielo marino podría ayudar a formar diapiros, o penachos de hielo cálidos que ascienden por la capa.
En un modelo numérico de la circulación oceánica de Europa, los investigadores encontraron que las corrientes ascendentes templadas del océano cerca del ecuador, y corrientes aminoradas en latitudes cercanas a los polos podrían explicar las localizaciones de los terrenos de caos y otras formaciones en la superficie de Europa. Tal patrón combinado con turbulencias regionalmente más vigorosas, intensifica la transferencia de calor cerca del ecuador, lo que podría ayudar a iniciar desplazamientos de hielo hacia arriba para crear formaciones como las de los terrenos de caos.