Las estrellas más lejanas de la Via Láctea podrían haber sido arrancadas a otra galaxia
12/1/2017 de CfA / The Astrophysical Journal
En esta imagen generada por computadora, un óvalo rojo marca el disco de nuestra galaxia la Vía Láctea y un punto rojo muestra la posición de la galaxia enana de Sagitario. Los círculos amarillos representan estrellas que han sido arrancadas de la enana de Sagitario y lanzadas a grandes distancias por el espacio. Cinco de las 11 estrellas de nuestra galaxia más lejanas conocidas fueron probablemente robadas de este modo. Crédito: Marion Dierickx / CfA.
Las 11 estrellas más lejanas conocidas de nuestra galaxia están situadas a unos 300 000 años-luz de la Tierra, muy afuera del disco espiral de la Vía Láctea. Además son miembros de una larga corriente de estrellas que se extiende un millón de años-luz por el espacio, o 10 veces el ancho de nuestra galaxia. “Las corrientes de estrellas que hemos cartografiado hasta ahora son como arroyos en comparación con el río gigante de estrellas que predecimos que será observado eventualmente”, afirma la directora del estudio Marion Dierickx (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, CfA).
La galaxia enana de Sagitario es una de las docenas de minigalaxias que rodean a la Vía Láctea. Durante la historia del universo, ha completado varias vueltas alrededor de nuestra galaxia. Con cada paso, las mareas gravitatorias de la Vía Láctea tiraban de la galaxia más pequeña, rompiéndola como si fuera un caramelo masticable.
Dierickx y su director de tesis, Avi Loeb, utilizaron modelos por computadora para simular los movimientos de la enana de Sagitario durante los últimos 8 mil millones de años. Cambiaron su velocidad inicial y ángulo de acercamiento a la Vía Láctea para determinar qué encajaba mejor con las observaciones actuales. “La velocidad inicial y el ángulo de acercamiento tienen un gran efecto sobre la órbita, igual que la velocidad y el ángulo de lanzamiento de un misil afectan a su trayectoria”, aclara Loeb.
Al inicio de la simulación, la enana de Sagitario pesaba unos 10 mil millones de veces la masa de nuestro Sol, o un uno por ciento de la masa de la Vía Láctea. Los cálculos de Dierickx demostraron que con el paso del tiempo la enana perdió un tercio de sus estrellas y nueve décimos de su materia oscura. Esto produjo tres corrientes diferentes de estrellas que llegan hasta una distancia de un millón de años-luz del centro de la Vía Láctea. Alcanzan el borde del halo de nuestra galaxia y son de las estructuras más largas observables en el cielo. Además, 5 de las 11 estrellas de nuestra galaxia más lejanas tienen posiciones y velocidades que encajan con lo que sería esperable en estrellas arrancadas de la enana de Sagitario. Las otras seis no parecen ser de Sagitario, pero podrían haber sido atrapadas de una galaxia enana diferente.