Las estrellas han hallado una nueva forma de morir
1/12/2011 de Instituto de Astrofísica de Andalucía / Nature
El día de Navidad de 2010 se produjo un estallido de rayos gamma (o GRB, de sus siglas en inglés) que rompía los patrones existentes. Además de una duración muy superior a la media, GRB101225A -apodado “la explosión de Navidad”- mostró un resplandor posterior cuya causa, a diferencia del resto de GRBs, era de origen térmico. Un grupo internacional de astrónomos, liderado por Christina Thöne y Antonio de Ugarte Postigo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), publica en NATURE un trabajo que propone la fusión de dos estrellas, tras una etapa en la que compartieron envoltura, como explicación del fenómeno.
“Todos los GRBs observados hasta la fecha muestran un resplandor posterior, lo que conocemos como afterglow, cuya energía procede del movimiento de electrones a gran velocidad dentro del campo magnético del objeto. En cambio, en la explosión de Navidad vimos que el origen de este resplandor era de origen térmico, algo realmente inédito”, declara Christina Thöne (IAA-CSIC).
Hasta ahora había dos mecanismos para explicar los GRBs, que se ajustaban a las dos modalidades conocidas: los GRBs largos (de dos o más segundos de duración) se deben al colapso de una estrella muy masiva, mientras que los cortos (de menos de dos segundos) se producen por la fusión de dos objetos compactos, como estrellas de neutrones. “El carácter exótico de este GRB prácticamente nos forzaba a sugerir un tercer escenario, e investigamos una amplia gama de posibilidades para explicarlo”, relata Antonio de Ugarte (IAA-CSIC).
El estudio propone que la explosión de Navidad es el resultado de la fusión de una estrella de neutrones (una estrella degenerada que puede contener la masa del Sol en un radio de decenas de kilómetros) con una estrella gigante evolucionada. Este sistema binario exótico, situado a una distancia de unos 5500 millones de años luz, atravesó una fase de envoltura común cuando la estrella de neutrones se adentró en la atmósfera de la estrella gigante, que durante esta etapa perdió la mayor parte del hidrógeno que la componía. Más tarde, cuando la estrella de neutrones y la gigante se fusionaron, la explosión produjo un chorro semejante a los que se generan en los GRB normales, pero que se calentó por la interacción con la envoltura común preexistente. Esta interacción dio lugar al afterglow observado, dominado por radiación generada por material caliente y que fue enfriándose con el tiempo.