La supernova ‘supercongeladora’ 1987A es una fábrica de polvo
9/7/2013 de Royal Astronomical Society
Las temperaturas sorprendentemente bajas detectadas en el remanente de la supernova 1987A pueden explicar el misterio de por qué en el espacio abundan los granos de polvo y las moléculas.
En 1987, la explosión de una estrella masiva fue detectada en nuestra galaxia vecina, la Gran Nube de Magallanes, a sólo 170 000 años-luz. Esta supernova, llamada 1987A, expulsó aproximadamente mil millones de veces más energía que la emitida por el Sol en un año. Veinticinco años después, un equipo internacional de astrónomos ha empleado el telescopio espacial Herschel y ALMA para estudiar el remanente de supernova. Y Ha encontrado una vasta reserva de moléculas y polvo inesperadamente fríos.
“La potente explosión que vimos en 1987 dispersó elementos creados en la estrella por el espacio en forma de un plasma muy caliente. El gas ahora se ha enfriado a temperaturas entre -250 y -170 grados Celsius. Eso es sorprendentemente frío, comparable com la helada superficie de Plutón en la frontera de nuestro Sistema Solar. El gas ha formado moléculas, y algunas incluso han condensado en granos sólidos de polvo. ¡La supernova se ha convertido ahora en un supercongelador!”, afirma el Dr Mikako Matsuura.
Las observaciones con Herschel muestran que la supernova produjo polvo y material sólido igual a unas 250 000 veces la masa de la Tierra, o tres cuartos de la masa del Sol. Hasta la fecha, los científicos han pensado que los restos de supernovas contenían sólo gas atómico muy energético, detectable a longitudes de onda de rayos X; las nuevas observaciones muestran que éste no es el caso. El descubrimiento de una masa tan grande de polvo debería ayudarnos a comprender cómo las supernovas dispersan y llenan las galaxias con gas, polvo y pequeñas partículas rocosas, algunas de las cuales pueden acabar eventualmente en la próxima generación de estrellas y planetas.