La luz perdida de un cometa
3/6/2016 de AAS NOVA
Esta es la trayectoria del cometa ISON (pinche para tener una visión completa) cuando pasó a dos radios solares de la superficie del Sol en noviembre de 2013. ISON debería de haber brillado en esta imagen tomada en el ultravioleta extremo del Solar Dynamics Observatory y, sin embargo, no aparece por ninguna parte. Crédito: Bryans & Pesnell 2016.
El 28 de noviembre de 2013, el cometa C/2012 S1, más conocido como cometa ISON, debería de haber pasado a menos de dos radios solares de la superficie del Sol cuando alcanzaba el perihelio de su órbita. Pero en vez de brillar en longitudes de onda del ultravioleta extremo (UVE) cuando rozaba la superficie solar, el cometa no fue nunca detectado con instrumentos UVE. ¿Qué le ocurrió al cometa ISON?
Cuando un cometa pasa a través de la corona solar, deja tras de sí una estela de moléculas evaporadas de su superficie. Algunas de estas moléculas emiten luz en el ultravioleta extremo, que puede ser detectada por instrumentos instalados en telescopios como el Solar Dynamics Observatory (SDO), que se encuentra en el espacio. Sin embargo, el análisis de los datos de varios telescopios que realizaron el seguimiento de ISON en el UVE (incluyendo el SDO) no revela ninguna señal de él en el perihelio.
Por el contrario, el cometa Lovejoy rozó la corona solar en 2011 y emitió intensamente en UVE. Ahora un estudio nuevo, realizado por Paul Bryans y Dean Pesnell, intenta explicar por qué ISON no hizo lo mismo. Argumentan que hay dos posibilidades: las condiciones en la corona que experimentaron los dos cometas no eran las mismas, o los dos cometas no se parecen. Para determinar cuál de los dos factores es el más relevante, los autores empezaron comprobando que ambos cometas experimentaron campos de radiación muy parecidos cuando pasaban por el perihelio, y que las propiedades de la corona experimentadas por cada uno de ellos fueron muy parecidas.
La conclusión más plausible es, por tanto, que la ausencia de emisión en UVE de ISON se debió a que depositó menos material en su órbita que el cometa Lovejoy. Los investigadores demuestran que esto ocurriría si el núcleo de ISON hubiera sido cuatro veces más pequeño que el de Lovejoy, con un tamaño de 50-70 metros frente a los 200-300 metros del de Lovejoy.