La Galaxia está bajo presión para hacer estrellas
3/6/2016 de National Research Council of Canada
Los movimientos del gas interestelar (delante) observados en contraste sobre la imagen en el óptico de la nube molecular de Orión (fondo). Créditos: Stephen Gwyn, Canadian Astronomy Data Centre/National Research Council of Canada (CNW Group/National Research Council Canada).
Un estudio nuevo dirigido por astrónomos canadienses proporciona datos sin precedente acerca del nacimiento de estrellas, descubriendo que la formación de estrellas está más regulada por la presión de sus alrededores de lo que se pensaba anteriormente.
El nacimiento de estrellas se produce dentro de concentraciones densas de gas y polvo interestelares cuando su estructura interior de soporte se ve superada. Estas concentraciones contienen típicamente varias veces la masa del Sol en una región de unas 10 000 veces el tamaño del Sistema Solar. Las concentraciones se encuentran sumergidas a gran profundidad en el interior de nubes de gas molecular que están por toda nuestra Galaxia la Vía Láctea.
Aunque el polvo del interior de las concentraciones oculta a la vista de los telescopios las fases iniciales de la formación de estrellas, las observaciones con radiotelescopios especializados pueden atisbar a través del polvo para estudiar su naturaleza dinámica. El Rastreo del Cinturón de Gould, realizado con el telescopio James Clerck Maxwell, ha identificado posiciones, tamaños y masas de las concentraciones de la Nube de Orión A, mientras que el Rastreo de Amoníaco de Green Bank ha detectado el movimiento de las moléculas de gas dentro de las nubes.
“Combinando estos datos hemos aprendido que la mayoría de las concentraciones de Orión están ligadas por la gravedad y, por tanto, probablemente un día lleguen a colapsar para formar estrellas”, afirma la Dra. Helen Kirk. “Curiosamente, el material que rodea la nube parece estar presionando sobre las concentraciones más de lo debido a la gravedad de las propias concentraciones”. Este estudio sugiere, pues, que la presión ambiental en la nube es un ingrediente clave para conocer el futuro de las concentraciones.