¿Un agujero negro expulsado?
20/11/2014 de ETH Zurich
Empleando el telescopio Keck II en Hawaii y un filtro en el infrarrojo cercano, un equipo de investigadores ha obtenido imágenes en alta resolución de la galaxia enana Markarian 177 y de SDSS1133. Crédito: Keck Observatory, Michael Koss / ETH Zurich
Un equipo de astrónomos ha descubierto un objeto en el espacio que podría ser un agujero negro catapultado fuera de una galaxia. O podría tratarse de una estrella gigante que ha estado explotando durante un periodo de tiempo excepcionalmente largo, de varias décadas. En cualquier caso, una cosa es cierta: este misterioso objeto es algo único, una fuente de fascinación para los físicos del mundo por su potencial para proporcionar confirmación experimental de las ondas gravitacionales predichas por Albert Einstein, largamente discutidas.
En su teoría general de la relatividad, Einstein predijo que había algo llamado ondas gravitacionales. De hecho, la propia existencia de estas ondas es el punto central de la teoría entera. Pero a pesar de lo mucho que los físicos han avanzado en las últimas décadas, sin embargo, todavía no han conseguido detectarlas directamente con una medida. Esto podría deberse principalmente al hecho de que esto requiere un nivel de precisión que es prácticamente imposible de alcanzar con los instrumentos de medida de hoy en día. En última instancia, todo se reduce a medir las diminutas compresiones y extensiones del espacio que, según la teoría de Einstein, aparecen cuando pasan las ondas gravitacionales. E incluso empleando los equipos de medición de alta precisión del futuro, sólo podrían quizás detectarse ondas correspondientes a un cierto nivel de intensidad, como las formadas durante la fusión de dos agujeros negros.
Si dos galaxias se dirigen una hacia la otra en el espacio y finalmente chocan, se funden en una. Los dos agujeros negros supermasivos de los centros de las galaxias también se fusionan. En este proceso, si la teoría general de la relatividad está en lo cierto, se forman ondas gravitacionales que se esparcen por el espacio. Si los agujeros negros tienen masas diferentes o están girando a velocidades distintas, las ondas gravitacionales serán emitidas asimétricamente – propinando al nuevo agujero negro fusionado un “empujón” que lo propulsa en dirección opuesta. En algunos casos, el empujón de retroceso es relativamente débil y el agujero negro regresa al centro. Sin embargo, en otros casos el empujón es suficientemente fuerte como para impulsar el agujero negro fuera de la galaxia por completo, vagando para siempre por el Universo.
Los astrónomos han estado buscando estos agujeros negros, pero no han encontrado todavía ningún candidato firme. Ahora un equipo internacional de científicos ha descubierto un objeto que podría ser un agujero negro de esta clase. El objeto, llamado SDSS1133, se encuentra a unos 90 millones de años-luz de la Tierra, cerca en términos astronómicos. SDSS1133 brilló intensamente en 2001 pero después no se apagó, demostrando que no se trataba de una supernova normal – la explosión del final de la vida de una estrella – porque las supernovas son detectables sólo durante unos pocos meses antes de debilitarse significativamente. Pero podría tratarse también de un nuevo tipo de explosión de larga duración, antes de que se produzca la supernova, en una estrella gigante.