¿Por fin una explicación para la “megaestructura alienígena”?
13/1/2017 de Universe Today / MNRAS
Ilustración de artista que muestra un enjambre de fragmentos polvorientos de cometas en órbita alrededor de la estrella de Tabby. El nuevo estudio sugiere que la estrella podría haberse tragado un planeta o varios cuerpos más pequeños en el pasado. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
En 2015 un equipo de astrónomos sacudió el mundo al anunciar que la misión Kepler había detectado una extraña y repentina caída del brillo de la estrella KIC 8462852 (también conocida como estrella de Tabby). El anuncio fue seguido por estudios adicionales que demostraron que la estrella parecía estar disminuyendo de brillo con el paso del tiempo. Todo esto suscitó una gran cantidad de especulaciones, con posibilidades que iban desde grandes asteroides y un disco de escombros a la existencia de una megaestructura alienígena a su alrededor.
Ahora un equipo de investigadores de las universidades de Columbia y California Berkeley sugiere que el extraño parpadeo de la estrella podría ser el resultado de un planeta que fue consumido en algún momento del pasado. Esto habría producido un intenso aumento en brillo del que la estrella se está recuperando ahora; y los restos de este planeta podrían encontrarse pasando por delante de la estrella, provocando las caídas de brillo periódicas.
Estudios anteriores han demostrado que el brillo de la estrella disminuyó un 14% entre los años 1890 y 1989, y un 3% más durante los cuatro años que la misión espacial Kepler la estuvo observando continuamente. Aplicando un método clásico para el cálculo de las órbitas de planetas basado en su excentricidad e inclinación (el mecanismo Kozai), los investigadores intentaron explicar el comportamiento de KIC 8462852, llegando a la conclusión de que la estrella posiblemente consumió un planeta (o varios) en el pasado, probablemente hace unos 10 000 años. Este proceso habría causado un aumento temporal del brillo del cual la estrella se está recuperando, volviendo al nivel normal (lo que explicaría la tendencia a largo plazo).
Determinaron además que las caídas periódicas del brillo podrían deberse a restos del planeta que pasan en órbitas de excentricidad alta por delante de la estrella, explicando así los cambios repentinos detectados. Sus cálculos indican también que se trató de un planeta del tamaño de Júpiter o de un gran número de objetos más pequeños (de 1km de diámetro). Esta última posibilidad es más atractiva ya que un gran número de objetos habría producido un campo de escombros más acorde con el ritmo de caída del brillo observado.