Dolido pero no más alto: el astronauta Scott Kelly se adapta a la Tierra
8/3/2016 de Phys.org
Imagen de una entrevista con los hermanos Kelly que tuvo lugar en el Centro Espacial Johnson de Houstonel 19 de enero de 2015, antes de que Scott partiera hacia la Estación Espacial Internacional. Crédito: Robert Markowitz.
El astronauta estadounidense Scott Kelly anunció el viernes pasado que está luchando contra la fatiga y una piel supersensible, pero que ha regresado a su altura normal después de pasar un año comprobando los efectos del vuelo espacial de larga duración como primer paso de cara a una futura misión a Marte. El viaje de 340 días de Kelly en el espacio, realizado junto con el cosmonauta ruso Mikhail Kornienko, finalizó el pasado miércoles cuando aterrizaron en el helado Kazajistán a bordo de una nave espacial Soyuz.
Uno de los efectos de pasar tanto tiempo en ausencia de gravedad fue que la columna vertebral de Kelly se alargó temporalmente, haciéndole crecer 3.8 centímetros, para volver a encoger en cuanto regresó a la Tierra. Su hermano gemelo, Mark Kelly, afirmó que volvían a tener la misma altura cuando por fin se abrazaron en Houston el jueves. Según John Charles, coordinador asociado del programa de investigación humana de NASA, cualquier ganancia en altura “probablemente se pierde rápidamente ya que depende de la acumulación de fluidos en los discos que hay entre las vértebras de la columna vertebral”.
Un equipo de doctores está estudiando cuidadosamente la diferencias físicas, genéticas y psicológicas entre Kelly y su gemelo, que es también astronauta pero permaneció en la Tierra para participar en el estudio. Los detalles de estos estudios son, por el momento, secretos mientras los científicos realizan más análisis y envían sus resultados para ser revisados por un comité de jueces antes de su publicación.
Kelly había pasado anteriormente seis meses en el laboratorio orbital y estaba en cierto modo preparado para los efectos del regreso a la gravedad normal. “Esta vez al principio, al salir de la cápsula, me sentí mejor que la última vez”, comenta refiriéndose a su misión anterior que duró 159 días. Pero eso cambió pronto. “Mi nivel de dolor muscular y fatiga es mucho mayor que la última vez”. “También tengo problemas con mi piel y es porque como no he tocado nada en mucho tiempo – o he tenido un contacto importante – está muy muy sensible. Siento como una quemazón siempre que me siento o me tumbo o camino”. También ha notado cambios en sus habilidad para los movimientos finos. Afirmó haber intentado lanzar algunos balones pero falló la canasta todas las veces.