Descenso a un inframundo congelado
14/2/2017 de NASA
El Monte Erebus está en el fin de nuestro mundo, y es la puerta hacia otro. Se trata del volcán activo que se encuentra más al sur de nuestro planeta, elevándose a 3794m sobre la isla de Ross en la Antártida. Las temperaturas de la superficie están muy por debajo del punto de congelación durante la mayor parte del año, pero eso no impide las visitas de los científicos: Erebus es también uno de los pocos volcanes del mundo que tiene un lago de lava al descubierto. Puedes asomarte al borde de su cráter principal y mirar directamente hacia abajo.
También es una buena analogía de un mundo alienígena congelado, del tipo a los que la NASA quiere enviar robots algún día. Por esta razón, Aaron Curtis (JPL, NASA) pasó el mes de diciembre explorando cuevas de hielo bajo el volcán. Durante varias semanas probó robots, un taladro y una tecnología de cartografiado por computadora que podrían un día ayudarnos a conocer los mundos helados de nuestro sistema solar exterior.
Los mundos océano como Europa seguro que son más inconfundiblemente extraños que Erebus. Las temperaturas en Europa son de varios cientos de grados bajo cero; su hielo es diferente al de la Tierra con toda seguridad; su superficie está bañada por la radiación de Júpiter. Pero existen ciertos parecidos que hacen que Erebus sea un buen banco de pruebas para las tecnologías futuras. “Pensamos que algunas características de estas cuevas son parecidas a lo que podríamos ver en una luna como Europa”, explica Curtis.
Curtis probó varios proyectos únicos en Erebus. Por ejemplo, el ISEE (Ice Screw End Effector) una especie de taladro de hielo diseñado para los “pies” de un robot que sube por las paredes llamado LEMUR. El taladro permitirá a LEMUR agarrarse a las paredes, y al mismo tiempo, tomar muestras del hielo a cada paso. Los diseños futuros podrían ser capaces de buscar señales químicas de vida en estas muestras. Hasta ahora sólo había sido probado en el hielo del interior de una nevera en el JPL. Otro proyecto probado ha sido PUFFER, un robot inspirado en el origami que queda plano durante su almacenamiento y que se “hincha” para explorar áreas más amplias.