Una estrella compañera: posible origen de las complejas formas de las nebulosas planetarias
30/3/2020 de Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) / Astronomy & Astrophysics
Un equipo científico liderado por el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) ha utilizado el telescopio espacial TESS para estudiar el núcleo de varias nebulosas planetarias. Los datos analizados han mostrado claros signos de variabilidad, lo que sería compatible, en la mayoría de los casos, con la presencia de una estrella compañera. Esta binariedad podría explicar las morfologías tan complejas que presentan estos enigmáticos objetos.
En el presente estudio, liderado por Alba Aller Egea, investigadora del Centro de Astrobiología, y recientemente publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, se han utilizado datos del telescopio espacial TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite, Satélite de búsqueda de exoplanetas en tránsito) para detectar estrellas binarias en el núcleo de varias nebulosas planetarias. “De las ocho estrellas centrales de nebulosas planetarias analizadas, siete muestran claros signos de variabilidad, compatible en la mayoría de los casos con la presencia de una estrella compañera. La octava, que no parece tener variabilidad al menos en los 27 días en los que se han tomado los datos, es la única nebulosa planetaria aparentemente esférica de la muestra, algo que corroboraría la teoría de la binariedad”, señala Aller.
De especial interés son los resultados obtenidos para la nebulosa de la Hélice (en la imagen). Esta nebulosa es una de las más estudiadas y también una de las más cercanas a la Tierra (a unos 650 años luz). Como indica Aller, “gracias a los datos de TESS detectamos, por primera vez, una clara variabilidad en la luz que nos llega de su estrella central (lo que llamamos curva de luz, ver imagen). Esta variabilidad podría ser consistente con la presencia de una estrella compañera de baja masa o un objeto subestelar (como una enana marrón o un exoplaneta), que podría estar reflejando la luz de la estrella primaria, mucho más caliente. El periodo de dicha señal es de 2,8 días, que sería, de confirmarse esa estrella compañera, el tiempo en que ambas estrellas orbitarían la una alrededor de la otra”.
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