Un agujero negro que afecta al clima galáctico
14/1/2016 de The University of Texas at San Antonio (UTSA) / The Astrophysical Journal
La galaxia espiral NGC 5195 y los arcos de gas que emite rayos X identificados por el equipo de Schlegel. Fuente: The University of Texas at San Antonio.
Un equipo de investigadores dirigido por Eric Schlegel, de la Universidad de Texas en San Antonio (UTSA), ha descubierto una potente explosión galáctica producida por un agujero negro gigante situado a unos 26 millones de años luz de la Tierra. Se trata del agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra que está sufriendo actualmente estas erupciones violentas.
El agujero negro se encuentra en el famoso sistema de galaxias Messier 51. El sistema contiene una gran galaxia espiral, NGC 5194, chocando contra una galaxia compañera menor, NGC 5195. «Al igual que las tormentas intensas aquí en la Tierra afectan a sus alrededores, así también ocurre con las que vemos en el espacio», comentó Schlegel. «Este agujero negro está expulsando gas caliente y partículas a sus alrededores que deben de jugar un papel importante en la evolución de la galaxia».
Schlegel y sus colaboradores detectaron dos arcos de material emitiendo rayos X cerca del centro de NGC 5195, donde está situado el agujero negro. «Pensamos que los arcos son producto de dos enormes ráfagas de material expulsado hacia la galaxia por el agujero negro», comenta la coautora Christine Jones. «Creemos que esta actividad ha tenido un gran efecto sobre el paisaje galáctico».
Justo más allá del arco exterior los investigadores detectaron una región delgada de gas hidrógeno, lo que sugiere que el gas emisor de los rayos X desplazó al hidrógeno del centro de la galaxia. Además las propiedades del gas alrededor de los arcos sugiere que el arco exterior ha recogido suficiente material para incitar la formación de estrellas nuevas. Este tipo de fenómeno, en el que un agujero negro afecta a la galaxia que lo alberga, se conoce como «retroalimentación». «Pensamos que la retroalimentación evita que las galaxias crezcan demasiado», comenta la coautora Marie Machacek. «Pero al mismo tiempo puede ser responsable de cómo se forman algunas estrellas, demostrando que los agujeros negros pueden ser creadores, no sólo destructores».