Un equipo de astrónomos ha tomado imágenes de un haz de materia y antimateria de 65 billones de kilómetros de longitud, creado por un púlsar (una estrella colapsada que gira rápidamente y posee un intenso campo magnético). Su enorme longitud explicaría el número sorprendentemente alto de positrones (la contrapartida en la antimateria de los electrones de la materia ordinaria) hallados por la Vía Láctea.
Los investigadores proponen estudiar el comportamiento del ion monometóxido de radio (RaOCH3+), que es altamente radiactivo.
Estas primeras medidas concuerdan con las predicciones teóricas de los efectos en hidrógeno «normal».
Los investigadores concluyen que el púlsar Geminga podría ser el responsable de hasta el 20% de los positrones de alta energía detectados por el experimento AMS-02 instalado en la Estación Espacial Internacional.
La primera imagen de gran campo de rayos gamma emanando de dos estrellas que giran rápidamente arroja serias dudas sobre una de las explicaciones posibles del misterioso exceso de partículas de antimateria cerca de la Tierra.
Los primeros datos de un detector de partículas muy frío ubicado bajo una montaña en Italia ha proporcionado los límites más precisos hasta la fecha sobre dónde podrían encontrar los científicos un proceso (predicho teóricamente) que explique por qué hay más materia que antimateria en el Universo.
Un equipo internacional de astrofísicos dirigido por la Australian National University (ANU) ha demostrado cómo se forma la mayor parte de la antimateria que hay en la Vía Láctea.
Uno de los mayores misterios de la física es por qué hay materia en el Universo.
El cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS), fotografiado desde nuestro observatorio
18 de octubre de 2024
