Los anillos de Saturno: ¿menos de lo que se ve?
3/2/2016 de JPL / Icarus
Esta imagen muestra una magnífica vista desde arriba y en parte a través de los anillos de Saturno desde su cara no iluminada. Crédito: NASA/JPL/Space Science Institute.
Parece intuitivo que un objeto opaco deba contener más materia que uno más traslúcido. Por ejemplo, el agua embarrada contiene más partículas de suciedad en suspensión que el agua más limpia. Así, también se puede pensar que en los anillos de Saturno las áreas más opacas contienen una concentración mayor de material que los lugares donde los anillos parecen más transparentes.
Pero en un estudio reciente de datos de la misión Cassini de NASA los científicos han encontrado una correlación sorprendentemente pequeña entre lo denso que parece ser un anillo (en términos de su opacidad y reflectividad) y la cantidad de material que contiene. Los nuevos resultados se refieren al anillo B, el más brillante y opaco de los anillos de Saturno, y estan de acuerdo con estudios anteriores que llegaron a resultados similares para otros de los principales anillos de Saturno.
Los científicos descubrieron que aunque la opacidad del anillo B cambia mucho a lo ancho, la masa (o cantidad de material) no varía tanto de un lugar a otro. Los investigadores «pesaron» por primera vez el centro casi opaco del anillo B analizando ondas de densidad espirales. Estas ondas son estructuras pequeñas de los anillos creadas por la atracción gravitatoria que ejercen las lunas de Saturno y el propio planeta sobre las partículas de los anillos. La estructura de cada onda depende directamente de la cantidad de materia en la parte de los anillos donde se encuentra la onda.
«De momento está muy lejos de quedar claro cómo es que regiones con la misma cantidad de material puedan tener opacidades tan diferentes. Podría ser algo asociado con el tamaño o la densidad de las partículas individuales o podría tener algo que ver con la estructura de los anillos», afirma Matthew Hedman, director del estudio. «Las apariencias pueden ser engañosas», comenta Phil Nicholson, coautor del trabajo. «Una buena analogía es la de un prado neblinoso que resulta mucho más opaco que una piscina, aunque la piscina es más densa y contiene mucha más agua».