Hubble descubre las cenizas que se apagan de algunos de los primeros colonos de nuestra Galaxia
6/11/2015 de Hubble site / The Astrophysical Journal
Izquierda: imagen tomada desde Tierra del bulbo central de la Vía Láctea observado en dirección a la constelación de Sagitario. Arriba derecha: pequeña sección de la imagen del Hubble mostrando el denso conjunto de estrellas que se apelotonan en el bulbo galáctico. Abajo derecha: Enanas blancas extremadamente débiles y calientes. Esta es una muestra de 4 de las 70 enanas blancas más brillantes observadas por el Hubble en el bulbo galáctico. Los números corresponden a su posición en el campo del Hubble mostrado encima. Crédito: : NASA, ESA, A. Calamida y K. Sahu (STScI), y el SWEEPS Science Team.
Utilizando el telescopio Hubble de NASA /ESA para realizar una «excavación arqueológica cósmica» en el centro de nuestra Galaxia la Vía Láctea, los astrónomos han descubierto las huellas de las primeras fases de la construcción de nuestra Galaxia.
Observando a gran profundidad en el abarrotado núcleo central de estrellas de la Vía Láctea, los investigadores han descubierto por primera vez una población de antiguas enanas blancas, los restos que se acaban de quemar lentamente de lo que en su día fueron brillantes estrellas que habitaban el núcleo.
Tal como ocurre con cualquier reliquia arqueológica, las enanas blancas conservan la historia de una era remota. Contienen información acerca de las estrellas que existieron hace 12 mil millones de años y que se consumieron para formar las enanas blancas.
Un análisis de los datos apoya la idea de que el bulbo de la Vía Láctea se formó primero y que sus habitantes estelares nacieron muy rápidamente, en menos de unos 2 mil millones de años. El resto del desgarbado disco de estrellas de segunda y tercera generación creció más lentamente en los suburbios, rodeando el bulbo central como el ala de un sombrero gigante.
El estudio también encontró marginalmente más estrellas de poca masa en el bulbo comparando con la población del disco galáctico. «Este resultado sugiere que el ambiente en el bulbo puede haber sido diferente del que había en el disco, induciendo un mecanismo de formación de estrellas diferente», comenta Annalisa Calamida del Space Telescope Science Institute (STScI), directora del estudio.