El nuevo receptor de más alta frecuencia de ALMA produce su primer resultado científico sobre la formación de estrellas masivas
23/11/2018 de NAOJ / Astrophysical Journal Letters
El conjunto de radiotelescopios ALMA ha abierto una nueva ventana al Universo. Utilizando sus receptores de mayor frecuencia, los investigadores han obtenido 695 señales de radio procedentes de varias moléculas, incluyendo azúcar, en la dirección de una región de formación de estrellas masivas, y han descubierto una pareja de fuentes de vapor de agua en erupción en la región.
Brett McGuire (National Radio Astronomy Observatory, Charlottesville, USA) y su equipo observaron NGC 6634I, una nube vivero de estrellas masivas. Forma parte de la Nebulosa Pata de Gato, situada a 4300 años-luz de la Tierra. «Detectamos una gran cantidad de moléculas complejas orgánicas alrededor de esta región de formación de estrellas masivas», comenta McGuire.
Las moléculas detectadas incluyen metanol, etanol, metilamina y glicolaldehído, la molécula más simple relacionada con el azúcar. El glicolaldehído ya había sido detectado alrededor de pequeñas estrellas bebé en el sistema llamado IRAS 16293-2422 con ALMA a frecuencias más bajas. La diferencia en frecuencia refleja diferencias en el ambiente. Con los receptores de más alta frecuencia los astrónomos han obtenido una nueva herramienta para investigar regiones más calientes y densas.
El otro resultado ha sido la observación directa de chorros de vapor de agua emitidos por una de las estrellas masivas en formación de NGC 6334I. ALMA pudo detectar las ondas de radio de alta frecuencia emitidas de forma natural por el agua pesada (moléculas de agua constituidas por átomos de oxígeno, hidrógeno y deuterio, que son átomos de hidrógeno con un protón y un neutrón en su núcleo). El agua pesada observada está siendo expulsada desde una sola protoestrella o desde un pequeño cúmulo de ellas. Los chorros están orientadas de forma distinta a otros chorros que parecen ser más largos y maduros que emanan de la misma región. Los astrónomos especulan que los observados por ALMA son recientes y empiezan ahora a desplazarse por el interior de la nebulosa que los rodea.