Desvelado el misterio de la gigantesca tormenta de Saturno
25/6/2013 de Basque Research / Nature Geosciences
Ya se conocen las claves para entender la naturaleza de las tormentas gigantes de Saturno. A través del análisis de las imágenes enviadas por la nave espacial Cassini de las agencias espaciales norteamericana (NASA) y europea (ESA), los modelos de ordenador de la tormenta y el examen de sus nubes, el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco ha logrado explicar por primera vez el comportamiento de estas tormentas. El artículo, liderado por Enrique García Melendo, investigador de la Fundació Observatori Esteve Duran – Institut de Ciències de l’Espai, se publica en la revista Nature Geosciences.
Aproximadamente una vez cada año de Saturno, equivalente a unos 30 años de la Tierra, se produce en el planeta de los anillos una tormenta de enormes proporciones que afecta al aspecto de su atmósfera a escala global. Estas tormentas gigantes se denominan Grandes Manchas Blancas por el aspecto que presentan sobre la atmósfera del planeta.
La primera observación de una de ellas se realizó en 1876; la Gran Mancha Blanca de 2010 fue la sexta en ser observada. En esa ocasión la nave espacial Cassini pudo obtener imágenes de muy alta resolución de la gran estructura meteorológica. La tormenta se desarrolló a partir de una pequeña nube blanca brillante en las latitudes medias del hemisferio norte, que fue creciendo rápidamente y permaneció activa durante más de siete meses. Durante ese tiempo generó una amalgama de nubes blancas que se expandieron hasta formar un anillo nuboso y turbulento con una extensión de miles de millones de kilómetros cuadrados.
El equipo de científicos diseñó modelos matemáticos capaces de reproducir la tormenta en un ordenador dando una explicación física del comportamiento de esta tormenta gigante y de su larga duración. Los cálculos muestran que el foco de la tormenta es profundo, unos 300 km por encima de las nubes visibles. La tormenta transportó ingentes cantidades de gas húmedo en vapor de agua a las capas más altas del planeta formando nubes visibles, y liberando enormes cantidades de energía. Esta inyección de energía interaccionó violentamente con los vientos dominantes de Saturno para producir un vendaval de 500 km/h. El estudio también mostró que, a pesar de la enorme actividad de la tormenta, esta no fue capaz de modificar sustancialmente el régimen de vientos dominante que soplan permanentemente en la misma dirección que los paralelos terrestres, pero sí interaccionó violentamente con ellos.