Datos redescubiertos del programa Apollo proporcionan las primeras medidas sobre la rapidez con que se acumula el polvo lunar
21/11/2013 de American Geophysical Union
Cuando Neil Armstrong dio los primeros pasos de la humanidad en otro mundo en 1969, no sabía llo molesto que resultaría ser el suelo lunar que tenía bajo los pies. El polvo abrasivo se pegaba a todo lo que tocaba, causando que los instrumentos científicos se sobrecalentaran y, provocando en el astronauta Harrison Schmitt, del Apollo 17, una especie de «alergia al polen» de polvo lunar. Las molestas partículas incluso propiciaron un experimento científico para analizar lo rápido que se acumulan, pero los datos de NASA se perdieron.
O eso al menos pensaba NASA. Ahora, más de 40 años después, los científicos han redescubierto datos que les permiten determinar por primera vez lo rápido que se acumula el polvo lunar. Se amontona increíblemente despacio desde el punto de vista de un ama de llaves en la Tierra, pues los cálculos muestran que lo hace con una velocidad tal que forma una capa de un milímetro de grosor cada 1000 años. A pesar de ello, este ritmo es 10 veces mayor de lo estimado anteriormente. Es también más que suficientemente rápido como para constituir un serio problema para las células solares que sirven como fuentes de energía fundamentales en las misiones de exploración espacial.