Amoníaco en la superficie de Ceres
10/12/2015 de Istituto Nazionale di Astrofisica (INAF) / Nature
Una imagen del cráter Occator sobre un modelo digital del terreno ofrece una vista en perspectiva similar al 3D de la estructura el impacto. Pueden observarse distintas zonas luminosas visibles en este cráter. La parte interior del cráter mide unos 10 kilómetros de diámetro y medio kilómetro de profundidad. El cráter Occator mide unos 90 kilómetros de ancho. Crédito: NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA.
Trazas de arcilla que contienen amoníaco. Es lo que señalan los datos tomados por el instrumento VIR de la sonda Dawn en la superficie del planeta enano Ceres. El descubrimiento sugiere que Ceres se puede haber formado en una zona más lejana del Sistema Solar respecto a su posición actual.
«El descubrimiento de compuestos de amonio en Ceres indica que este cuerpo puede, al menos en parte, haberse formado de material que condensó a bajas temperaturas, típicas de las zonas más exteriores del Sistema Solar. El amoníaco ha sido identificado, por ejemplo, en algunos cuerpos transneptunianos y en el sistema de Plutón. Este descubrimiento podría confirmar algunas de las teorías acerca de la migración de los planetas en las fases primordiales del Sistema Solar», ha indicado Maria Cristina De Sanctis, autora principal del artículo publicado hoy en la revista Nature.
La presencia del amoníaco es un dato de importancia fundamental para el estudio de la historia evolutiva de Ceres. Hoy en día, con las condiciones actuales de temperatura y presión, el hielo de amoníaco no podría sobrevivir sobre la superficie.Y tampoco en el pasado pudo, según el parecer de los científicos, haberse creado el amoníaco en cantidades compatibles con las observaciones actuales de VIR, considerando a Ceres en su posición actual. Esta contradicción sugiere la posibilidad de que Ceres no se haya formado donde se encuentra ahora, en el Cinturón de Asteroides entre Marte y Júpiter.
Los últimos datos recopilados por la sonda resaltan aún más las diferencias entre los dos cuerpos observados por Dawn: Vesta es seco y presenta una superficie rica en cráteres que dan testimonio de su pertenencia al Cinturón de Asteroides. En cambio, Ceres es un pequeño mundo oscuro y con características morfológicas cuya naturaleza es todavía desconocida.
Ahora habrá que esperar a la próxima fase de la misión, prevista para mediados de diciembre: en ese periodo DAWN observará Ceres desde «solo» 380 kilómetros de distancia, lo que le permitirá realizar imágenes de alta resolución de importancia fundamental para el progreso de la investigación planetológica.