Agujeros negros fusionándose
21/5/2019 de ESA
Los agujeros negros se cuentan entre los objetos más fascinantes del Universo. Contienen cantidades colosales de materia en regiones relativamente pequeñas y presentan una enorme densidad, lo que da lugar a unos de los más potentes campos gravitacionales del cosmos, tan fuertes que nada puede escapar de ellos, ni siquiera la luz.
En esta representación artística vemos dos agujeros negros girando entre sí hasta acabar por confluir. La primera fusión de agujeros negros fue detectada en 2015 por LIGO, el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser, al identificar las ondas gravitacionales (fluctuaciones en el tejido del espacio-tiempo) creadas por la gigantesca colisión.
En los últimos cien años hemos avanzado a paso de gigante, pero aún nos queda mucho por descubrir. Athena, el futuro observatorio de rayos X de la ESA, investigará con un nivel de detalle sin precedentes los agujeros negros supermasivos situados en el centro de las galaxias. Otra de las futuras misiones de la ESA, LISA, detectará en órbita ondas gravitacionales a partir de las fluctuaciones de baja frecuencia liberadas cuando dos agujeros negros supermasivos se fusionan y que solo se pueden detectar desde el espacio.
Ambas misiones se encuentran en fase de estudio y su lanzamiento está previsto para principios de la década de 2030. Si Athena y LISA operasen conjuntamente durante al menos unos años, podrían llevar a cabo un experimento único: observar la fusión de agujeros negros supermasivos en ondas gravitacionales y en rayos X, empleando lo que se conoce como astronomía de multimensajeros.
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