Etiquetado: atmósferas planetarias
Utilizando el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO), un equipo ha descubierto el elemento más pesado jamás detectado en la atmósfera de un exoplaneta: el bario. La sorpresa surgió al descubrir la presencia de bario a grandes altitudes en las atmósferas de los gigantes gaseosos ultracalientes WASP-76 b y WASP-121 b (dos exoplanetas, planetas que orbitan estrellas fuera de nuestro Sistema Solar). Este descubrimiento inesperado plantea preguntas sobre cómo pueden ser estas atmósferas exóticas.
Científicos de la Universidad de California en Riverside sugieren que falta algo en la lista típica de sustancias químicas que los astrobiólogos utilizan para buscar vida en planetas alrededor de otras estrellas: el gas de la risa.
Un estudio nuevo, liderado por científicos del Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian y del MIT, sugiere que las herramientas utilizadas típicamente por los astrónomos para estudiar las señales planetarias pueden no ser suficientemente buenas como para interpretar con precisión los nuevos datos del telescopio.
En la atmósfera de Júpiter, un equipo de astrónomos dirigido por James O’Donoghue (Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa, JAXA) ha descubierto una inesperada «ola de calor» de 700 ºC, que abarca 130 000 kilómetros (10 veces el diámetro de la Tierra).
Un estudio nuevo ha concluido que la «lluvia de diamantes», un tipo exótico de precipitación hipotético que existiría en los planetas gigantes helados, podría ser más común de lo que se pensaba.
La enorme estructura corta verticalmente por el ecuador de Venus, midiendo casi 8000 kilómetros de un extremo al otro, y gira alrededor del planeta a más de 300 kilómetros por hora, completando una vuelta cada 5 días terrestres.
Una nueva investigación sugiere que una capa de neblina concentrada que existe en ambos planetas es más gruesa en Urano que en Neptuno y «blanquea» la apariencia de Urano haciéndolo ver más pálido que Neptuno. Si no hubiese neblina en las atmósferas de Neptuno y Urano, ambos se verían casi igualmente azules.
Tendría sentido pensar que, dadas la atmósferas siempre cambiantes de la Tierra y los demás planetas del Sistema Solar, los exoplanetas alberguen también sus tipos propios de «tiempo meteorológico». Pero, a pesar de que han sido caracterizadas muchas atmósferas exoplanetarias, sigue siendo muy difícil detectar una atmósfera cambiante de manera fiable.
Los resultados muestran que la velocidad del viento es de unos 216 kilómetros por hora en la base de la capa de nubes y a latitudes medias, disminuyendo a la mitad más cerca de los polos. Además, en la cara diurna y en solo un espacio de 20 kilómetros, el viento paralelo al ecuador sufre un aumento de velocidad de 150 km/h más.
El estudio nuevo ha permitido a los investigadores crear un mapa de los cambios de temperatura extremos al pasar de la cara diurna a la nocturna y comprobar cómo estas temperaturas cambian con la altitud.
Las mediciones de la luz emitida en el infrarrojo de la alta atmósfera, desde el observatorio Keck (Hawái) han demostrado que una proporción importante de las auroras del planeta están generadas por el patrón giratorio de los fenómenos meteorológicos de su atmósfera.
Los resultados demuestran que las potentes auroras de Jupiter están asociadas con un sistema de corrientes eléctricas en un «tira y afloja» con material de la magnetosfera, la región dominada por el enorme campo magnético del planeta.