Rehaciendo planetas después de la muerte de una estrella
11/7/2017 de Royal Astronomical Society / Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
Los primeros planetas que fueron detectados fuera de nuestro Sistema Solar, hace 25 años, no giran alrededor de una estrella normal como nuestro Sol, sino que lo hacen alrededor de una ‘estrella de neutrones’ superdensa y diminuta. Estos restos son el material que ha quedado después de la explosión de una supernova, la explosión titánica de una estrella muchas veces más masiva que la nuestra.
Estos ‘planetas en la oscuridad’ han resultado ser increíblemente raros y los astrónomos se preguntan cómo han podido formarse. La explosión de supernova debería destruir todos los planetas que existían previamente y, por tanto, la estrella de neutrones necesita capturar más materia prima para formar sus nuevos compañeros. Estos planetas posteriores a la muerte de la estrella pueden detectarse por la atracción gravitatoria que ejercen sobre la estrella de neutrones y que altera la sincronización de los pulsos en radio procedentes de la estrella de neutrones (o púlsar) que de otro modo nos llegarían de forma extremadamente regular.
Ahora los astrónomos Jane Greaves (Universidad de Cardiff) y Wayne Holland (UK Astronomy Technology Centre) piensan que han encontrado el modo en que esto puede ocurrir. Observaron el púlsar Geminga situado a 800 años-luz de distancia, en la constelación de Gemini, con el telescopio James Clerk Maxwell Telescopio (JCMT) que opera en longitudes de onda submilimétricas.
Las imágenes obtenidas mostraron una señal hacia el púlsar, además de un arco a su alrededor. Greaves comenta: «Parece ser un arco de choque – Geminga se está desplazando increíblemente rápido atravesando nuestra Galaxia, mucho más rápida que la velocidad del sonido en el gas interestelar. Pensamos que el material queda atrapado en ese arco de choque y entonces algunas partículas sólidas se desplazan hacia el púlsar». Sus cálculos sugieren que esta arenilla interestelar atrapada le proporciona por lo menos varias veces la masa de la Tierra. Así que este material podría ser suficiente para formar futuros planetas.