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Una investigación realizada por un equipo científico de la Universidad de Heidelberg (UH), el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) permite resolver la discrepancia de abundancias, un enigma de hace 80 años sobre la composición química del Universo. Encuentran que el efecto de las variaciones de temperatura en las grandes nubes de gas donde nacen las estrellas ha llevado a subestimar la cantidad de elementos pesados en el Universo.
Un estudio reciente ha utilizado datos del observatorio de astronomía infrarroja SOFIA para observar emisiones de carbono ionizado desde nubes moleculares en la región de Cygnus X, una de las regiones más masivas de formación de estrellas de la Vía Láctea.
La forma curvada de la nube de gas molecular sugiere que está siendo estirada mientras gira en torno a un objeto masivo compacto invisible en las observaciones del telescopio, por lo que se piensa que debe de tratarse de un agujero negro.
Los investigadores han centrado su atención en una molécula engañosamente simple llamada orto bencina. Realizado experimentos en la Tierra, los científicos han demostrado que esta molécula puede combinarse fácilmente con otras en el espacio para formar un amplio abanico de moléculas orgánicas más grandes.
El descubrimiento de distintos hielos en las regiones más frías y oscuras de una nube molecular ha permitido a los astrónomos examinar las moléculas simples de hielo que serán incorporadas en exoplanetas futuros, al tiempo que abre una nueva ventana para conocer el origen de moléculas más complejas, que son el primer paso en la creación de los ladrillos de la vida.
El observatorio de astronomía infrarroja SOFIA ha descubierto que el Velo de Orión – una capa en expansión de polvo y de gas situada por delante de un masivo cúmulo de estrellas en la Nebulosa de Orión – se podría estar rompiendo.
Este hallazgo aporta datos nuevos acerca de la formación de las estrellas binarias y de cómo los campos magnéticos influyen sobre las primeras fases de las estrellas en desarrollo.
La nube Orion A es bastante compleja, con condensaciones adicionales a lo largo de una prominente cresta de gas y de polvo. Y, en promedio, es mucho más densa que la nube de California, lo que explica que tenga una actividad de formación estelar más pronunciada.
Un equipo de astrónomos, liderado por el Instituto Max Planck de Astronomía, ha hallado pruebas de la existencia de un joven cúmulo de estrellas encerrado dentro de una nube conocida como «el Ladrillo» (The Brick, en inglés).
Esta es la primera vez que los científicos tienen una imagen clara de cómo son realmente las nubes de formación de estrellas en un amplio abanico de galaxias diferentes.
Un equipo científico internacional liderado por el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) ha detectado por vez primera etanolamina en el espacio interestelar. La etanolamina forma parte de los fosfolípidos, las moléculas que constituyen las membranas celulares. Este descubrimiento ayudará a entender la evolución de las membranas de las primeras células, un tema crucial en el estudio del origen de la vida.
Este descubrimiento sugiere que dichas moléculas pueden formarse a temperaturas muy inferiores a las esperadas y esto podría conducir a los científicos a repensar sus hipótesis sobre el papel de la química de los hidrocarburos aromáticos policíclicos en la formación de estrellas y planetas.