Determinan las propiedades de TRAPPIST-1
Nuevas medidas refinadas de los parámetros de la estrella TRAPPIST-1 permitirán que las observaciones futuras de los planetas de su sistema serán interpretadas correctamente.
Nuevas medidas refinadas de los parámetros de la estrella TRAPPIST-1 permitirán que las observaciones futuras de los planetas de su sistema serán interpretadas correctamente.
Un equipo de investigadores ha demostrado con un modelo de cómo la presión de radiación y la inestabilidad fotoeléctrica trabajan juntas creando patrones en los discos de polvo sin necesidad de recurrir a la presencia de planetas.
Un nuevo estudio concluye que en el caso de la Tierra primitiva la combinación de metano y dióxido de carbono abundantes proporcionaría una señal alternativa de vida.
Los telescopios ExTrA buscarán y estudiarán planetas del tamaño de la Tierra que orbiten cerca de estrellas enanas rojas.
Dos exoplanetas del sistemas TRAPPIST-1 han sido identificados como los que tienen mayor probabilidad de ser habitables.
El punto más caliente de un planeta gaseoso cercano a una estrella lejana no se encuentra donde los astrofísicos esperaban, un descubrimiento que contradice lo que los científicos pensaban respecto a los muchos planetas de este tipo encontrados en otros sistemas solares.
En una búsqueda profunda sin precedentes de objetos pequeños, poco brillantes, en la nebulosa de Orión, un equipo de astrónomos ha descubierto la mayor población de enanas marrones dispersas entre estrellas recién nacidas conocida hasta ahora.
El proyecto de ciencia ciudadana Exoplanet Explorers ha permitido el descubrimiento de un nuevo sistema planetario con cinco planetas, gracias al análisis realizado por voluntarios que participan en este proyecto.
La composición química de una estrella puede ejercer una influencia inesperada sobre su sistema planetario.
La causa más probable por la que la estrella parece aumentar y disminuir de brillo es polvo. Los datos nuevos demuestran que diferentes colores de la luz están siendo bloqueados con intensidades diferentes.
Es teóricamente posible que existan planetas habitables alrededor de púlsares. Dicho planetas deben de tener una atmósfera enorme que convierta los rayos X y las partículas de alta energía letales del púlsar en calor.
La naturaleza es caprichosa, tal como acaba de averiguar un equipo internacional de investigadores: han detectado un sistema planetario cabeza abajo.