La sal de los cometas
Las sales descubiertas incluyen varias moléculas relevantes para la astrobiología que pueden ayudar a la aparición de urea, aminoácidos, adenina y nucleótidos.
Las sales descubiertas incluyen varias moléculas relevantes para la astrobiología que pueden ayudar a la aparición de urea, aminoácidos, adenina y nucleótidos.
Usando datos del satélite TESS de NASA, los investigadores tomaron una secuencia clara de imágenes desde el principio hasta el final de la emisión explosiva de polvo, hielo y gases durante el paso cercano a la Tierra del cometa 46P/Wirtanen a finales de 2018.
En la imagen, la cola del cometa tiene 14 veces el tamaño de la Tierra.
Un equipo de astrónomos ha detectado una banda de emisión infrarroja no identificada emitida por el cometa 21P/Giacobini-Zinner.
Un equipo de investigadores ha anunciado el descubrimiento de una región orbital justo por detrás de Júpiter que actúa como una «puerta para cometas».
El gas detectado en el cometa 2I/Borisov es el llamado gas cianógeno, compuesto por un átomo de carbono y uno de nitrógeno ligados entre sí.
Una nueva investigación, dirigida por la Universidad de Florida Central, podría alterar radicalmente nuestros conocimientos sobre cómo llegan los cometas desde las afueras del sistema solar y son encauzados hacia su interior, acercándose a la Tierra.
El nuevo cometa todavía se dirige hacia el Sol, pero permanecerá más lejos de la órbita de Marte y no se acercará a la Tierra menos de 300 millones de kilómetros.
El lugar común de origen se hallaba en una zona alrededor del Sol dentro del rango en el que el monóxido de carbono se congela, a una temperatura alrededor de los -250 ºC.
Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que una familia de cometas, los cometas hiperactivos, contiene agua similar a la terrestre.
16/4/2019 de Carnegie Science / Nature Astronomy Una astilla antigua perteneciente a los elementos básicos a partir de los cuales se formaron los cometas ha sido hallado en el interior de un meteorito, como...
Un nuevo estudio revela que, contrariamente a la primera impresión, Rosetta sí que detectó señales de un frente de choque bebé en el cometa que exploró durante dos años, el primero que se haya visto formándose en algún lugar del Sistema Solar.