Finaliza la investigación sobre el aterrizaje de Schiaparelli
26/5/2017 de ESA
La investigación sobre el choque del módulo Schiaparelli de ExoMars ha concluido que información contradictoria en la computadora de a bordo provocó que la secuencia de descenso finalizase prematuramente.
El módulo de demostración de entrada, descenso y aterrizaje Schiaparelli se separó de su nave nodriza, el Trace Gas Orbiter, el 16 de octubre del año pasado, tal como estaba planeado y fue bajando hacia Marte durante tres días. Gran parte del descenso de seis minutos del 19 de octubre discurrió tal como se esperaba: el módulo penetró correctamente en la atmósfera, con su escudo térmico protegiéndolo, a velocidades supersónicas. Los sensores de los escudos delantero y trasero tomaron datos científicos y de ingeniera útiles sobre la atmósfera y el escudo térmico.
La telemetría de Schiaparelli era enviada a la nave principal, que estaba poniéndose en órbita alrededor del Planeta Rojo la mismo tiempo, la primera vez que se conseguía esto en la exploración de Marte. Esta transmisión en tiempo real ha sido impagable a la hora de reconstruir lo que sucedió. Y al mismo tiempo que el orbitador registraba las transmisiones de Schiaparelli, el orbitador Mars Express de ESA también monitorizaba la señal de la sonda, así como el Radiotelescopio de Ondas Métricas Gigante instalado en la India.
Tres minutos después de entrar en la atmósfera se desplegó el paracaídas, pero el módulo experimentó giros inesperados de alta velocidad. Esto produjo una breve ‘saturación’ de la Unidad de Medida Inercial, que mide el ritmo de giro de la sonda. La saturación produjo que el software de control de sistema, navegación y guiado cometiese un gran error en la estimación de la altura. La altura incorrecta, combinada con medidas posteriores de radar, hicieron que la computadora calculase que se encontraba bajo el nivel del suelo. Esto hizo que el paracaídas y el escudo trasero fueran lanzados demasiado pronto, un breve encendido de los motores de solo 3 segundos en lugar de 30, y la activación del sistema de tierra, como si Schiaparelli hubiese aterrizado. En realidad, el módulo se encontró en caída libre desde una altura de 3.7 km, lo que hizo que impactara a una velocidad de 540 km/h.
«Si no se hubiera producido la saturación y las fases finales del aterrizaje hubieran tenido éxito, probablemente no habríamos identificado otros puntos débiles que contribuyeron al desastre», señala Jan Woerner, director general de ESA. «Como resultado directo de esta investigación, hemos descubierto las áreas que requieren de una atención particular para beneficio de la misión de 2020».