Campaña de ALMA ofrece vista sin precedentes a nacimiento de planetas
13/12/2018 de ALMA / The Astrophysical Journal
Los astrónomos ya han catalogado cerca de 4.000 exoplanetas que orbitan estrellas distantes. Y aunque hemos aprendido mucho sobre esos nuevos mundos, todavía queda mucho por entender sobre las etapas de formación de planetas y los procesos cósmicos específicos a partir de los cuales han surgido distintos cuerpos planetarios descubiertos a la fecha, como los llamados júpiteres calientes, los mundos rocosos masivos y los planetas enanos helados, así como los distantes planetas similares a la tierra que se descubrirán en el futuro, ojalá más temprano que tarde.
Con el fin de responder estas y otras preguntas intrigantes sobre el nacimiento de los planetas, un equipo de astrónomos usó el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array(ALMA) para realizar uno de los mapeos más detallados hasta ahora de discos protoplanetarios, esos anillos de polvo que rodean jóvenes estrellas y en los cuales se forman planetas.
“La importancia de este programa extendido radica en que nos acerca a unos de los objetivos fundamentales de ALMA, que es comprender el proceso de formación planetaria, y nos transporta de estudios previos, que eran de muy pocos objetos o, incluso, de tan solo un disco, a un contexto completamente nuevo, permitiendo una perspectiva estadística mucho más amplia” explica Stuartt Corder, subdirector de ALMA; “¿Son estas estructuras comunes o exóticas? Este acercamiento mucho más estadístico permite a los investigadores responder a preguntas mucho más fundamentales sobre el proceso de formación planetaria”.
De acuerdo con los investigadores, la interpretación más plausible de estas observaciones es que los planetas más grandes, con dimensiones y composiciones similares a las de Neptuno o Saturno, se forman rápido; de hecho, mucho más rápido de lo que postulan las teorías actuales. También tienden a formarse en los confines de sus sistemas solares, muy lejos de su estrella huésped.
Este nacimiento precoz también podría ayudar a explicar cómo los planetas rocosos de tamaño similar al de la Tierra son capaces de evolucionar y crecer, sobreviviendo a una adolescencia presuntamente autodestructiva.