El agujero negro supermasivo de la Vía Láctea podría tener hermanos no detectados
25/4/2018 de YaleNews / The Astrophysical Journal Letters
Los astrónomos empiezan a comprender qué ocurre cuando los agujeros negros sienten la necesidad de deambular por la Vía Láctea. Típicamente, existe un agujero negro supermasivo en el centro de cada galaxia masiva. Pero en ocasiones puede deambular por su galaxia nodriza, quedándose en lugares alejados del centro, como el halo estelar, un área casi esférica de estrellas y gas que rodea la parte principal de la galaxia.
Los astrónomos piensan que este fenómeno ocurre a menudo como resultado de fusiones entre galaxias en un universo en expansión. Una galaxia más pequeña se junta con una mayor, depositando su propio agujero negro supermasivo en una órbita amplia dentro de la nueva galaxia.
Un nuevo estudio predice que las galaxias con masas similares a la de la Vía Láctea deberían de albergar varios agujeros negros supermasivos. Los investigadores emplearon una sofisticada simulación, Romulus, para predecir la dinámica de los agujeros negros supermasivos en el interior de las galaxias con mejor precisión que los programas de simulación previos.
Como estos agujeros negros están lejos del centro y fuera de los discos galácticos, es poco probable que acreten más gas, lo que les convierte en invisibles para nuestros telescopios. Sin embargo, «es extremadamente poco probable que un agujero negro supermasivo errante pase suficientemente cerca del Sol como para afectar a nuestro Sistema Solar», indica Michael Tremmel (Yale Center for Astronomy and Astrophysics). «Estimamos que un acercamiento de uno de estos vagabundos que pueda afectar a nuestro Sistema Solar debería de producirse cada 100 mil millones de años o así, casi 10 veces la edad del Universo».