Descubierta una colada de lava en Marte, de 59 millones de años de antigüedad, con un tubo de lava abierto a la superficie y varias estructuras subterráneas bien preservadas
3/4/2023 de Centro de Astrobología (CAB) / Remote Sensing
La región de Echus-Kasei, donde se encuentra Echus-Chasma, ha sufrido diferentes episodios volcánicos, fluviales y glaciales a lo largo de toda la época amazónica. Un equipo de investigadores del CAB ha descubierto en Echus-Chasma una estructura de lava que se formó hace aproximadamente 59 ± 4 Ma. La plataforma de lava se encuentra a una altura de 80 m sobre la superficie circundante y conserva algunos respiraderos que se formaron durante el enfriamiento de la colada. Bajo esta capa de lava se preservan aún reflectores del material que existía entonces en la superficie del planeta. El estudio sugiere que estas coladas fueron formadas por flujos de lava, que condensaron en una roca volcánica altamente porosa. Esta porosidad podría deberse o bien a la desgasificación inherente del magma o bien a los volátiles proporcionados por un material subyacente, rico en agua, previamente existente en el fondo de Echus-Chasma.
El descubrimiento se ha hecho a partir del análisis de las mediciones del instrumento SHAllow RADar (SHARAD) a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de NASA, sobre la colada de lava. Los datos muestran la presencia de reflectores subterráneos, a una profundidad de entre 35 y 79 m en cinco de los 27 radagramas de SHARAD analizados.
Por otra parte, unos kilómetros más al norte se han localizado otros reflectores subterráneos a una profundidad de unos 30 m y una larga cadena de pozos formada por el colapso de un tubo de lava. Los tubos de lava, y las cuevas, son regiones de especial interés en Marte, ya que presentan condiciones ambientales muy diferentes a las de la superficie y podrían permitir su habitabilidad actual y facilitar la exploración humana. Para detectar un tubo de lava abierto en Marte a través de observaciones realizadas desde satélites, es necesario que las aperturas sean lo suficientemente grandes para que no hayan sido cubiertas por polvo y que el evento volcánico sea reciente, para que las estructuras estén bien conservadas.
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