Localizando estrellas jóvenes y sus discos protoplanetarios
Los investigadores utilizaron un polarímetro para medir la polarización de la luz que atraviesa la nube. Esto les permitió inferir la orientación de los discos.
Los investigadores utilizaron un polarímetro para medir la polarización de la luz que atraviesa la nube. Esto les permitió inferir la orientación de los discos.
Un estudio dirigido por geólogos de la Universidad Monash ha aportado pruebas nuevas de cuándo se produjo un ritmo intenso de erosiones a lo largo de la historia de Marte. Los resultados ponen fecha a la época en la que el clima era mucho más erosivo, lo que implica que existieron periodos de tiempo extensos durante los cuales el agua líquida corría por la superficie del planeta.
En los primeros mil millones de años de vida del universo, los vientos emitidos por los agujeros negros supermasivos en el centro de las galaxias fueron mucho más frecuentes y potentes que los observados en las galaxias actuales, unos trece mil millones de años más tarde. Estos vientos serían tan poderosos como para frenar el crecimiento de los mismos agujeros negros de los que se originan.
Los efectos gravitacionales del sistema binario exterior están alterando las órbitas de la binaria interior, provocando que sea más excéntrica. Las simulaciones de la evolución futura del sistema demuestran que esta dinámica puede conducir a uno o múltiples choques que producirían estrellas evolucionadas muertas (enanas blancas) a punto de estallar en una explosión termonuclear de supernova en cuanto adquieran un poco más de masa de alguna de sus compañeras.
Un equipo de investigadores liderado por la Universidad de Lund (Suecia) ha investigado un meteorito de Marte utilizando tomografía de neutrones y de rayos X. Los resultados indican que el meteorito sufrió una exposición limitada al agua, por lo que la vida debió de ser poco probable en ese tiempo y lugar específicos.
Este trabajo es un primer paso para que un día puedan cultivarse plantas que proporcionen alimento y oxígeno en la Luna o durante misiones espaciales. Es de relevancia para el programa Artemis, que tiene por objetivo llevar de nuevo personas a la Luna.
Este resultado proporciona pruebas abrumadoras de que el objeto es sin duda un agujero negro y aporta valiosas pistas sobre el funcionamiento de tales gigantes, que supuestamente ocupan el centro de la mayoría de las galaxias.
La nueva imagen del EHT del agujero negro central de la Vía Láctea, conocido como Sagittarius A* (abreviado como Sgr A*), muestra el área cercana al “horizonte de sucesos”, el límite de un agujero negro donde nada puede escapar. La imagen se basa en los datos obtenidos en abril de 2017. Las observaciones simultáneas con Chandra, Swift y NuSTAR revelan lo que sucede más allá, donde las fuerzas gravitatorias de Sgr A* inetrvienen en el entorno.
Los resultados demuestran que las estructuras superficiales podrían, de hecho, ser responsables de la mayor parte de la incertidumbre de las medidas realizadas en las observaciones.
Los resultados muestran una alta proporción de galaxias submilimétricas que están emparejadas, lo que sugiere que las interacciones entre galaxias juegan un papel importante en esta fase del desarrollo del Universo.
Con la ayuda la supercomputadora más potente del mundo y nuevas técnicas de inteligencia artificial, un equipo internacional de investigadores ha teorizado el modo en que las condiciones extremas en las estrellas producen carbono-12, que describen como «una puerta crítica para el nacimiento de la vida».
Cuando estrellas como el Sol consumen todo su combustible, se encogen para formar enanas blancas. A veces, estas estrellas muertas vuelven a la vida en una explosión termonuclear y producen una bola de fuego que emite una intensa radiación de rayos X. Ahora, un equipo de investigación ha podido observar, por primera vez, esta explosión de luz de rayos X.