Un tesoro pasado por alto: la primera evidencia de exoplanetas
2/11/2017 de JPL
Debajo de un elegante edificio de oficinas con tejado de tejas rojas de estilo español en Pasadena, tres almacenes viejo conservan más de un siglo de astronomía. Bajo las escaleras y a la derecha se ubica el sótano de las maravillas. Hay innumerables armarios y cajas de madera, desde el suelo hasta el techo, con placas fotográficas de telescopios, dibujos de manchas solares y otros registros. Un débil olor de amoníaco, que recuerda a película fotográfica antigua, llena el aire.
Los observatorios Carnegie guardan 250 000 placas fotográficas tomadas en los observatorio de Monte Wilson, Palomar y Las Campanas, durante más de 100 años. En su apogeo, los telescopios de 60 y 100 pulgadas de Monte Wilson fueron los instrumentos más potentes de su tipo. Cada uno cambió indeleblemente el conocimiento de nuestro lugar en el cosmos. Pero estas maravillas tecnológicas se adelantaron a su tiempo, en un caso, captando señales de mundos lejanos que no serían identificados hasta un siglo más tarde.
La primera estrella enana blanca contaminada con elementos pesados en su atmósfera que se descubrió fue la estrella de van Maanen, descubierta por Adriaan van Maanen. Van Maanen encontró este objeto en 1917. Posteriormente, el astrónomo Walter Sydney Adams captó su espectro – su huella digital química – en una pequeña placa de cristal utilizando el telescopio de 60 pulgadas de Monte Wilson. Adams interpretó el espectro como perteneciente a una estrella de tipo F, presumiblemente basándose en la presencia e intensidad de las líneas de absorción de calcio y otros elementos pesados, con una temperatura algo más alta que la de nuestro Sol.
Actualmente los científicos están de acuerdo en que una estrella enana blanca solitaria con elementos pesados en su espectro probablemente esté rodeada por al menos un cinturón de escombros rocosos, restos de cuerpos que colisionaron violentamente y nunca formaron planetas – y, probablemente, por al menos un planeta grande.
Aunque la placa fotográfica del espectro de la estrella de van Maanen no llama la atención a primera vista, Jay Farihi (JPL) observó dos «muescas» en el espectro: dos líneas de absorción del mismo ion de calcio, señalando la presencia de elementos pesados en la fotosfera de la enana blanca, indicadores de que probablemente tenga por lo menos un exoplaneta.