Un «premio gordo» de púlsares revela la estructura interna de un cúmulo globular
13/9/2017 de Green Bank Observatory / The Astrophysical Journal
La Vía Láctea está repleta de cúmulos de estrellas. En particular, los llamados cúmulos globulares, se cuentan entre los objetos más antiguos del Universo y contienen hasta un millón de estrellas antiguas. Algunos se cree que son fragmentos de nuestra galaxia, formados cuando la Vía Láctea estaba en su infancia. Otros podrían haber empezado su existencia como galaxias enanas independientes antes de ser capturadas por la Vía Láctea durante sus años de formación.
Independientemente de su origen, muchos cúmulos globulares residen dentro o detrás de las regiones de polvo de nuestra galaxia. Esto es un problema para los telescopios ópticos, puesto que aunque pueden ver el cúmulo en su conjunto, no consiguen estudiar los movimientos de las estrellas individuales que les permitirían averiguar si en su centro se esconde un agujero negro gigante.
Por suerte, las ondas de radio – como las emitidas por los púlsares- no son afectadas por el polvo galáctico. Así que en vez de realizar un seguimiento de los movimientos de las estrellas, los astrónomos podrían cartografíar los movimientos de púlsares. El problema es que los cúmulos globulares rebosan de estrellas pero contienen muchos menos púlsares.
«Esto es lo que hace que Terzan 5 sea un objetivo de estudio tan importante: posee una abundancia sin precedentes de púlsares, con un total de 37 detectados hasta ahora, aunque sólo hemos utilizado 36 en nuestro estudio», explica Brian Prager (Universidad de Virginia). Examinando el movimiento de estos púlsares, los investigadores han llegado a la conclusión de que no existen señales obvias de que exista un agujero negro en el centro de Terzan 5. «Sin embargo, todavía no podemos asegurar que no resida allí un agujero negro de masa intermedia o más pequeño».