Un experimento resuelve el misterio sobre los flujos de los vientos en Júpiter
26/1/2017 de UCLA / Nature Physics
Imágenes del polo sur de Júpiter (arriba izquierda y abajo derecha) e imágenes del experimento de laboratorio que recrea los vientos en el planeta (arriba derecha y abajo izquierda). Crédito: Jonathan Aurnou.
Los coloridos vientos arremolinados de Júpiter, conocidos como «chorros», han intrigado durante mucho tiempo a los astrónomos. Uno de los misterios consiste en averiguar si los chorros existen sólo en la alta atmósfera del planeta, parecido a lo que ocurre con las corrientes en chorro de la Tierra, o si se zambullen hacia el interior gaseoso de Júpiter. Si esto último es cierto, entonces podrían revelar datos sobre la estructura interior y la dinámica interna del planeta.
Ahora un geofísico de UCLA, Jonathan Aurnou, y sus colaboradores de Marsella (Francia) han simulado los chorros por primera vez en el laboratorio. Su trabajo demuestra que los vientos probablemente alcanzan profundidades de miles de kilómetros por debajo de la atmósfera visible de Júpiter. «Podemos crear estas estructuras en una computadora, pero no podíamos recrearlas en un laboratorio», explica Aurnou. «Si tenemos una comprensión teórica de un sistema, deberíamos de ser capaces de crear un modelo análogo».
Los científicos llenaron un cubo de basura con 400 litros de agua y lo colocaron sobre una mesa. Cuando el contenedor giraba, el agua era empujada contra las paredes, formando una parábola que se aproxima a la superficie curva de Júpiter. «Cuanto más rápido íbamos, mejor imitábamos los fuertes efectos de la rotación y la curvatura que existen en los planetas», explica Aurnou. Mientras giraba el cubo, los científicos utilizaron una bomba bajo su fondo falso para hacer circular agua a través de varios agujeros de entrada y salida, lo que creó turbulencia. Esa energía turbulenta se canalizó en la creación de chorros y en pocos minutos el flujo del agua había cambiado a seis flujos concéntricos moviéndose en direcciones alternas.
«Es la primera vez que alguien ha demostrado que chorros intensos como los de Júpiter pueden aparecer en un fluido real», comenta Aurnou. Los investigadores dedujeron que los chorros eran profundos porque podían verlos en la superficie del agua, a pesar de que habían inyectado la turbulencia en el fondo.