Un cohete para discernir si nuestro contaje de estrellas debería de crecer mucho
7/6/2021 de NASA

Izquierda: esta imagen tomada por el telescopio espacial Spitzer de NASA muestra una vista de la región del cielo alrededor de la Osa Mayor en el infrarrojo. Derecha: después de filtrar y extraer todas las estrellas conocidas, galaxias y defectos, y de realzar lo que queda, aparece un resplandor irregular de fondo. Este es el fondo infrarrojo cósmico. Los colores más claros indican áreas más brillantes. El fondo cósmico infrarrojo es más irregular de lo que podría ser explicado por galaxias lejanas no resueltas. Crédito: NASA/JPL-Caltech/A. Kashlinsky.
El Universo contiene un número de estrellas enorme, pero las mejores estimaciones de los científicos pueden haberse quedado cortas. Un cohete sonda de la NASA contiene un instrumento mejorado que buscará indicios de estrellas extra que podrían no haber sido contadas anteriormente.
El Cosmic Infrared Background Experiment-2 (CIBER-2) (Experimento del fondo cósmico infrarrojo 2) es el último en una serie de lanzamientos de cohetes sonda que dio comienzo en 2009.
Para obtener una estimación aproximada del número total de estrellas del Universo, los científicos han calculado el número promedio de estrellas en una galaxia (algunas estimaciones indican que serán unos 100 millones, aunque el número real podría ser 10 o más veces mayor) y multiplicarlo por el número de galaxias (estimado en unos 2 billones, pero también muy impreciso). Esto nos da cien trillones, es decir, más de 10 estrellas por cada grano de arena de la Tierra (se estima que hay siete trillones y medio).
Pero incluso este número tan astronómicamente grande puede ser una subestimación. Ese cálculo asume que todas, o por lo menos la mayoría, de las estrellas están en galaxias. Pero, en base a descubrimientos recientes, esto podría no ser cierto y ello es precisamente lo que la misión CIBER-2 intenta dilucidar.
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