Etiquetado: evolución de estrellas
Una búsqueda en profundidad de «tesoros» enterrados, realizada en una de las primeras, imágenes tomadas por el Webb, conocida como los Acantilados Cósmicos, ha revelado un semillero de estrellas jóvenes que se encuentran en una fase de desarrollo particularmente difícil de observar.
Los resultados demuestran que el brillo en rayos X de estrellas similares al Sol jóvenes es aproximadamente constante durante los primeros millones de años de vida de la estrella, y luego empieza a decaer, cuando alcanza una edad comprendida entre los 7 millones y los 25 millones de años. Este declive se produce con mayor rapidez en el caso de estrellas más masivas.
Por primera vez, los investigadores han simulado cómo podrían ser las supergigantes rojas cuando se hallan inmersas dentro de estos «capullos» antes de la explosión.
Un equipo de astrónomos ha desarrollado un código nuevo para simular la formación de un cúmulo de estrellas bebé. La comparación con el caso bien conocido de la nebulosa de Orión demuestra que su burbuja descentrada de gas ionizado fue provocada por una estrella masiva que fue expulsada fuera del cúmulo recién nacido y que ahora está cayendo de regreso a él.
Si todas las estrellas con más de 8 veces la masa del Sol acabaran sus vidas como supernovas, veríamos muchas más explosiones de supernovas (específicamente supernovas de tipo II) de las que vemos realmente. Las supernovas de tipo II parecen indicar que la masa máxima de una estrella que puede acabar como enana blanca su vida está más cerca de las 12 masas solares que de las 8.
Cuando estrellas como el Sol consumen todo su combustible, se encogen para formar enanas blancas. A veces, estas estrellas muertas vuelven a la vida en una explosión termonuclear y producen una bola de fuego que emite una intensa radiación de rayos X. Ahora, un equipo de investigación ha podido observar, por primera vez, esta explosión de luz de rayos X.
Los elementos identificados por Ian Roeder (UM) y sus colaboradores en HD 222925 fueron producidos, o bien por una supernova masiva, o bien por la fusión de dos estrellas de neutrones, en el universo muy temprano.
Estas estrellas han sufrido una dramática pérdida de peso, posiblemente debido a la presencia de una compañera avariciosa. El descubrimiento supone un paso importante para la comprensión de la vida de las estrellas en la Vía Láctea.
Un equipo de astrónomos alemanes, dirigido por el profesor Klaus Werner (Universidad de Tübingen) ha descubierto un extraño tipo nuevo de estrella cubierta por las cenizas de la combustión de helio. Es posible que este tipo de estrellas pueda haberse formado en un raro episodio de fusión de dos estrellas.
Un equipo de astrónomos ha publicado un estudio en el que afirman que las estrellas de los cúmulos estelares adquieren su masa de dos modos diferentes: por la acreción «normal» de materia de un disco que las rodea y las hace girar muy rápido (dándoles un color rojizo, propio de las estrellas más viejas) o por fusiones de estrellas binarias que conducen a estrellas que giran despacio y parecen más azules y, por tanto, más jóvenes.
Un equipo de astrónomos, dirigido por Keivan Stassun (Universidad Vanderbilt) ha descubierto casualmente un sistema de dos estrellas (llamado binario) en el que una de ellas exhibe un a mezcla de dos tipos de pulsaciones.
Gracias los datos tomados por el satélite europeo Gaia de la ESA, HD93521tiene una masa equivalente a la de 17 veces la del Sol, por lo que le correspondería una vida de 5 millones de años. Pero su movimiento indica que su viaje desde el disco ha durado 39 millones de años. Los astrónomos explican esta extraña diferencia sugiriendo que cuando abandonó el disco era un sistema de dos estrellas de masa más baja, y por tanto vidas más largas, y no la estrellas masiva que vemos hoy en día.