Descifran el enigma del agujero negro fugitivo
En un reciente trabajo, personal investigador del IAC ha llegado a la conclusión de que esta inusual estructura de estrellas puede interpretarse como una galaxia sin bulbo vista de canto.
En un reciente trabajo, personal investigador del IAC ha llegado a la conclusión de que esta inusual estructura de estrellas puede interpretarse como una galaxia sin bulbo vista de canto.
La nueva simulación dibuja de forma realista un objeto que los astrónomos de Johns Hopkins han llamado un «solitón topológico». Las simulaciones muestran un objeto que parece la foto borrosa de un agujero negro visto desde lejos, pero algo completamente distinto visto de cerca.
Hasta hace poco, todos los agujeros negros que conocíamos fueron descubiertos por la emisión de luz, habitualmente en longitudes de onda de rayos X y radio, producida por el material que se precipita hacia su interior. Los nuevos agujeros negros, llamados GBH1 y GBH2, en cambio, solo pueden ser detectados por sus efectos gravitatorios.
A principios de este año, el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO) fue alertado después de que un telescopio de rastreo detectara una fuente inusual de luz visible. El VLT, junto con otros telescopios, fue rápidamente redirigido hacia la fuente: un agujero negro supermasivo de una galaxia distante que había devorado una estrella, expulsando las sobras en forma de chorro. El VLT determinó que era el ejemplo más lejano de tal evento jamás observado. Debido a que el chorro apunta casi hacia nosotros, también es la primera vez que se descubre en luz visible, proporcionando una nueva forma de detectar estos eventos extremos.
La señal GW190521 puede ser el resultado de la fusión de dos agujeros negros que se capturaron mutuamente con sus campos gravitatorios y acabaron colisionando mientras giraban uno alrededor del otro con un movimiento rápido y excéntrico.
Los investigadores han estudiado un modelo basado en una cadena unidimensional de átomos en la que los electrones pueden «saltar» de un átomo al siguiente. La deformación del espacio-tiempo debida a la presencia del agujero negro es imitada cambiando la facilidad con la que los electrones pueden saltar entre dos posiciones.
Los investigadores concluyen que el agujero negro está expulsando ahora este material, que viaja a la mitad de la velocidad de la luz, pero no están seguros de por qué se ha demorado varios años.
Las imágenes de rayos X de los gigantes anillos gigantes proporcionan información sobre el polvo ubicado en nuestra galaxia, utilizando un principio similar a los rayos X realizados en consultorios médicos y aeropuertos.
Los resultados del estudio realizado a lo largo de cuatro años demuestran que estas estrellas Wolf-Rayet contienen más carbono y menos oxígeno de lo que predicen los modelos teóricos de evolución estelar. El único modo en que los astrónomos piensan que esto se puede explicar es así: la reacción nuclear que convierte el carbono y el helio en oxígeno no se produce tan rápidamente como los científicos habían calculado.
Los investigadores han utilizado una herramienta de búsqueda nueva automatizada, a la que han llamado “máquina de reverberación”, para buscar señales de ecos de agujeros negros en datos de satélite, hallando ocho nuevas binarias de agujeros negros que producen ecos en nuestra galaxia. Anteriormente, solo se conocían dos de estos sistemas en la Vía Láctea.
Una investigación internacional, liderada por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha hallado un nuevo método para medir la masa de los agujeros negros sobre la base de la temperatura que alcanza el gas alrededor de estos objetos cuando están activos.
Los giros de los dos agujeros negros, cuando son proyectados sobre el plano orbital, tienden a ser antiparalelos uno del otro, lo que puede estar indicando la existencia de resonancias entre el giro y la órbita. Serán necesarias más observaciones para confirmar estas tendencias.