¿Puede una estrella desaparecer sin dejar rastro?
13/6/2022 de Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) / Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
Un estudio llevado a cabo con el Observatorio Virtual (una especie de Google astronómico que nos permite encontrar y analizar todo lo relacionado con cualquier objeto astronómico de manera rápida y eficiente) ha permitido confirmar que, objetos detectados anteriormente en placas fotográficas no se detectan en observaciones mucho más recientes realizadas con telescopios e instrumentación mucho más potente.
El estudio ha analizado miles de imágenes, millones de objetos y se han buscado contrapartidas en decenas de archivos astronómicos, cada uno de ellos también con millones de objetos. Para Enrique Solano, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) que ha dirigido este trabajo, “Esta lista de objetos constituye, sin duda, un tesoro a explorar a corto/medio plazo con nuevos telescopios tanto desde tierra como desde el espacio. Como ejemplo, un análisis preliminar ha permitido identificar una enana marrón, un tipo de objetos que ya aparecían en observaciones de los años 50 y para los que hubo, no obstante, que esperar unos 40 años más para su descubrimiento oficial”.
Entre las explicaciones a estas “desapariciones” se encuentra la posibilidad de que los objetos identificados en las placas fotográficas nunca fueran reales, sino meros defectos de las mismas. El hecho de que las placas originales sean tratadas como verdaderas reliquias astronómicas y su acceso esté estrictamente limitado, en particular en estos tiempos de pandemia, dificulta en gran medida verificar esta hipótesis. No obstante, es altamente improbable que todos los objetos identificados sean defectos de la placa y que todos ellos tengan la forma esférica que se espera para las estrellas reales.
Otra posible explicación es que el objeto siga siendo visible, pero haya cambiado de posición. En esta categoría caerían las que se conocen con el nombre de estrellas con alto movimiento propio. Para identificarlas, en el artículo se ha hecho uso de los datos de la misión Gaia, que ha generado el censo de posiciones y velocidades de estrellas más completo hasta la fecha. Y, aunque podrían existir objetos con alto movimiento propio que no hubieran sido catalogados por Gaia, no se espera encontrar muchos.
Una tercera opción es plantear que el objeto no ha desaparecido: sigue estando ahí pero el brillo ha disminuido tanto que no es detectable incluso con telescopios e instrumentación moderna. En este supuesto entran de manera natural las conocidas como estrellas variables, estrellas que cambian su brillo.
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