Proponen teorías nuevas sobre la naturaleza del hierro de la Tierra
29/3/2917 de University of Chicago / Nature Communications
Una nueva investigación contradice la teoría dominante de que la naturaleza peculiar del hierro de la Tierra es resultado de cómo se formó su núcleo hace miles de millones de años. El estudio abre la puerta a otras teorías sobre por qué los niveles de ciertos tipos pesados de hierro, conocidos como isótopos, son más altos en la Tierra que en otros cuerpos del Sistema Solar.
La idea dominante atribuye la composición anómala del hierro de la Tierra a la formación del núcleo del planeta. Pero este estudio sugiere que la peculiar señal isotópica del hierro se produjo más tarde en la historia de la Tierra, posiblemente debido al choque entre ella y otro cuerpo planetario que vaporizó los isótopos más ligeros del hierro, o que abrasó el manto de nuestro planeta, llevando una cantidad desproporcionada de isótopos pesados de hierro a la corteza desde el manto.
El hierro es uno de los elementos más abundantes en el Sistema Solar y comprenderlo es clave para averiguar cómo se formaron la Tierra y otros cuerpos celestes. Los investigadores compararon la proporción del isótopo más pesado de hierro, Fe-56, con el más ligero Fe-54 en la Tierra y en rocas extraterrestres, incluyendo las de la Luna, Marte y meteoritos antiguos. Hallaron que la proporción es significativamente más alta en las rocas de laTierra que en las extraterrestres, todas las cuales tenían proporciones idénticas.
Los investigadores recrearon la alta presión que caracteriza las condiciones en la Tierra durante la formación de su núcleo. Para ello utilizaron una celda de yunque de diamante, un instrumento capaz de recrear las presiones que existen en el interior de los planetas y así fueron capaces de sintetizar procesos que de otro modo no habría sido posible discernir.
El experimento buscaba demostrar que los niveles altos de isótopos pesados de hierro en el manto de la Tierra probablemente ocurrieron durante la formación de su núcleo. Pero las medidas muestran que esto no funciona, «así que la solución de este misterio debe de buscarse en otra parte», concluye Nicolas Dauphas (Universidad de Chicago).