La impactante vida del Hubble rodeado de basura espacial
6/5/2020 de ESA
En 1993 se lanzó el transbordador de la primera misión de mantenimiento de Hubble. Al corregir la óptica del observatorio espacial, este pudo empezar a capturar las imágenes increíblemente nítidas del universo que todos adoramos.
Los astronautas de la misión también sustituyeron los paneles solares que habían sufrido fluctuaciones debido a los cambios de temperatura. Uno se eliminó en órbita y acabó desintegrándose en la atmósfera terrestre, pero el otro se trajo de vuelta a la Tierra.
Esa fue una de las primeras oportunidades en la historia de la exploración espacial de ver las consecuencias en un satélite de pasar más de dos años en órbita. El equipo descubrió cientos de cráteres de impacto en la superficie de una pequeña sección del panel, con tamaños que iban de micras a milímetros de diámetro.
La presencia de metales como el hierro o el níquel sugerirían que un impacto era de origen natural: fragmentos de asteroides y cometas conocidos como micrometeoroides. Sin embargo, los cráteres encontrados en los paneles solares de Hubble contenían pequeñas cantidades de aluminio y oxígeno, indicadores claros de actividad humana en forma de residuos del encendido de motores de cohetes sólidos.
El equipo de desechos espaciales, como parte de un esfuerzo mayor con socios tanto de la industria como del ámbito científico, fue capaz de identificar la forma y el tamaño de estos cráteres con modelos de encendido de cohetes de la época, y acabó encontrando una coincidencia entre los cráteres observados y los esperados.