Juno soluciona un misterio de 39 años sobre los rayos en Júpiter
7/6/2018 de JPL / Nature
Desde que la nave espacial Voyager 1 de NASA pasó por Júpiter en marzo de 1979, los científicos se han preguntado acerca del origen de los rayos en Júpiter. Ese encuentro confirmó la existencia de rayos, algo que había sido teorizado durante siglos. Pero cuando la venerable exploradora se acercó, los datos demostraron que las señales en radio asociadas con los rayos no encajaban con los detalles de las señales de radio producidas por los rayos aquí en la Tierra.
En un nuevo artículo, científicos de la misión Juno de NASA describen los modos en que lo relámpagos de Júpiter son realmente análogos a los de la Tierra. Aunque en algunos aspectos son diametralmente opuestos.
Por una parte, los datos de Juno han permitido detectar por primera vez las emisiones radio de los relámpagos en el rango de los megahercios así como en el de los gigahercios, igual que se detecta en las emisiones de los rayos terrestres. Pero «la distribución de los rayos en Júpiter es al revés comparada con la de la Tierra», explica Shannon Brown (JPL). «Hay mucha actividad cerca de los polos de Júpiter pero ninguna cerca del ecuador. Puedes preguntar a cualquiera que viva en los trópicos, esto no se cumple en nuestro planeta».
La razón puede estar en el calor. Los rayos solares calientan el ecuador de Júpiter más que los polos, igual que en la Tierra. Los científicos piensan que este calentamiento del ecuador de Júpiter es suficiente para crear estabilidad en la alta atmósfera, impidiendo el ascenso de aire caliente desde el interior. Los polos, que carecen de este calor en el nivel superior y, por tanto, carecen de estabilidad atmosférica, permiten que los gases calientes del interior de Júpiter asciendan, produciendo convección y, por tanto, creando los ingredientes para los relámpagos.