Historia de tres ciudades estelares
28/7/2017 de ESO
Gracias a nuevas observaciones del telescopio de rastreo del VLT de ESO, un equipo de astrónomos ha descubierto tres poblaciones diferentes de estrellas bebé dentro del Cúmulo de la Nebulosa de Orión. Este descubrimiento inesperado aporta nueva y valiosa información, útil para comprender cómo se forman este tipo de cúmulos. Los datos sugieren que la formación de las estrellas podría darse en forma de brotes, donde cada brote se produciría en una escala de tiempo mucho más rápida de lo que se pensaba.
OmegaCAM, – la cámara óptica de amplio campo del VST (VLT Survey Telescope)– ha captado con gran detalle la espectacular nebulosa de Orión y su cúmulo asociado de estrellas jóvenes, dado lugar a esta nueva y hermosa imagen. Este objeto es uno de los viveros más cercanos de estrellas de baja y alta masa, y se encuentra a una distancia de unos 1.350 años luz [1].
Pero es más que una imagen bonita. Un equipo liderado por Giacomo Beccari, astrónomo de ESO, ha utilizado estos datos de calidad inigualable para medir con precisión el brillo y los colores de todas las estrellas del cúmulo de la nebulosa de Orión. Estas mediciones han permitido a los astrónomos determinar la masa y las edades de las estrellas. Para su sorpresa, los datos han revelado tres secuencias diferentes de edades potencialmente diferentes.
Los astrónomos estudiaron cuidadosamente la posibilidad de que en lugar de indicar diferentes edades, los diferentes brillos y colores de algunas de las estrellas fueran debidos a estrellas compañeras ocultas, lo cual haría que las estrellas se vieran más brillantes y rojas de lo que realmente son. Pero esta idea implicaría propiedades muy inusuales de las parejas de estrellas, propiedades nunca antes observadas. Otras mediciones de las estrellas, como su velocidad de rotación y sus espectros, también indican que deben tener diferentes edades [2].
«Aunque aún no podemos refutar formalmente la posibilidad de que estas estrellas sean binarias, parece mucho más natural aceptar que lo que vemos son tres generaciones de estrellas que se forman sucesivamente en un plazo de menos de 3 millones años», concluye Beccari.