Vórtices magnéticos explican las misteriosas cuentas de auroras
3/6/2022 de ESA
Un día de tormenta solar, el 13 de noviembre de 2018, varias naves espaciales, incluyendo la misión Cluster de la ESA, se encontraban en el lugar adecuado y el momento justo para presenciar un proceso que nunca se había visto en su totalidad. Sus observaciones explican cómo los vórtices del borde de la magnetosfera de la Tierra pueden causar cuentas boreales que salpican el cielo a cientos de miles de kilómetros por debajo de ellos.
Esta conexión entre las cuentas de auroras que aparecen en la cara diurna de la Tierra (la que mira hacia el Sol) y los vórtices confirma una teoría sobre el modo en que estas auroras particulares (llamadas cuentas porque parecen una cadena de perlas colgadas del cielo) se forman. Mientras algunas de las naves espaciales observaban los vórtices, otras vieron que una corriente de partículas cargadas eléctricamente utilizaba los vórtices como puntos de acceso que la canalizaban abajo hacia la superficie de la Tierra, causando resplandores en el cielo.
Los vórtices – que fueron originalmente descubiertos por Cluster – se forman cuando el viento solar azota la magnetopausa. Igual que el viento en la Tierra puede azotar océanos y nubes, el viento solar puede crear en la magnetopausa enormes olas compuestas por vórtices en forma de remolinos.
Cuando un vórtice tiene el tamaño adecuado (ni demasiado grande, ni demasiado pequeño) los electrones del viento solar giran alrededor de su centro antes de penetrar en la magnetosfera, viajando hacia la alta atmósfera de la Tierra. Allí, los electrones colisionan con hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, haciendo que resplandezcan y formen cuentas de auroras en el cielo. Estas cuentas redondas – una por cada vórtice- aparecen en grupos que se siguen unos a otros por el cielo. Esto contrasta con las auroras «normales», que son más planas, alargadas y no están tan bien organizadas.
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