VLA observa el espectacular minihalo de un cúmulo de galaxias
14/6/2017 de National Radio Astronomy Observatory
Un equipo de astrónomos ha descubierto, utilizando el conjunto de radiotelescopios VLA, detalles nuevos que están ayudándoles a descifrar el misterio de cómo se forman estructuras gigantescas que emiten en radio en el centro de un cúmulo de galaxias.
Los científicos estudiaron un cúmulo de miles de galaxias a más de 250 millones de años-luz de la Tierra, llamado cúmulo de Perseo, por la constelación en la que aparece. En el centro, el cúmulo de Perseo alberga una reserva de partículas superrápidas que emiten ondas de radio, creando una estructura conocida con el nombre de «minihalo». Se han hallado minihalos en unos 30 cúmulos de galaxias, pero el del cúmulo de Perseo es el mayor que se conoce, siendo de 1.3 millones de años-luz de diámetro, o 10 veces el tamaño de nuestra galaxia la Vía Láctea.
Los tamaños de los minihalos han supuesto un problema para los astrónomos. En teoría, cuando las partículas viajan alejándose del centro del cúmulo, deberían de frenar y dejar de emitir ondas de radio mucho antes de que alcancen las distancias observadas. «A grandes distancias de la galaxia central no esperamos ser capaces de observar esos halos», explica Marie-Lou Gendron-Marsolais, de la Universidad de Montreal. «Sin embargo, sí que los vemos y queremos saber el por qué», añade.
Las nuevas imágenes obtenidas con el VLA han revelado una multitud de estructuras nuevas dentro del minihalo. «Estas estructuras nos indican que el origen de la emisión en radio no es tan simple como pensábamos», comenta Julie Hlavacek-Larrondo (Universidad de Montreal). Los nuevos datos sugieren que parte de la emisión en radio es causada por partículas que son reaceleradas cuando grupos pequeños de galaxias chocan con el cúmulo. Pero también se produce emisión de radio por los potentes chorros de partículas generados por el agujero negro supermasivo del centro de la galaxia central que proporcionan energía adicional a las partículas. «Esto ayudaría a explicar la rica variedad de estructuras complejas que vemos», comenta Gendron-Marsolais.