Una enana marrón lanza un chorro de materia de más de medio año-luz de longitud
18/5/2017 de National Optical Astronomy Observatory / The Astrophysical Journal
Un equipo de astrónomos ha descubierto un espectacular chorro de material expulsado por una joven estrella enana marrón. Con masas demasiado bajas para mantener la fusión del hidrógeno en sus interiores, las enanas marrones ocupan el intervalo de masas que hay entre las estrellas y los planetas gigantes. Aunque las estrellas jóvenes habitualmente expulsan chorros que se extienden a un año-luz o más, éste es el primer chorro de extensión similar detectado en una enana marrón. El descubrimiento apoya la teoría de que las enanas marrones se forman de modo parecido a las estrellas.
La imagen muestra el chorro, HH 1165, lanzado por la enana marrón Mayrit 1701117, que se encuentra en la periferia exterior del cúmulo estelar sigma Ori, de tres millones de años de edad. Revelado por la emisión de azufre una vez ionizado, de color verde en la imagen, el chorro se extiende hasta 0.7 años-luz al noroeste de la enana marrón. Los nodos de emisión más intensa a lo largo del chorro revelan que la pérdida de masa cambia con el paso del tiempo, probablemente debido a episodios puntuales de acrecimiento de material sobre la enana marrón. La nebulosa roja al sureste de la enana marrón es una nebulosa de reflexión que muestra la cavidad de salida en la dirección del chorro opuesto.
Aunque se habían detectado chorros con anterioridad en enanas marrones jóvenes, se trataba de «microchorros», 10 veces menos extensos. «Nuestro resultado demuestra que las enanas marrones pueden lanzar chorros de escala de parsecs parecidos a los de las estrellas jóvenes».
El descubrimiento prueba que, como las estrellas, las enanas marrones lanzan potentes chorros y acumulan masa a través de procesos puntuales y no estables. «El chorro HH 1165 muestra todas las características familiares de emisiones de estrellas: zonas de emisión, una cavidad con nebulosidad de reflexión y frentes de choque en los extremos del chorro», comenta Emma Whelan.