Un estudio demuestra que la Luna tuvo una atmósfera
6/10/2017 de USRA / Earth and Planetary Science Letters
Un estudio nuevo demuestra que se formó una atmósfera alrededor de la Luna antigua, hace entre 3 mil millones y 4 mil millones de años, cuando intensas erupciones volcánicas arrojaron gases sobre la superficie más rápido de lo que podían escapar al espacio.
Cuando miras a la Luna, las superficies oscuras de basalto volcánico se ven fácilmente rellenando grandes cuencas de impacto. Estos mares de basalto, conocidos como maria, surgieron cuando el interior de la Luna todavía estaba caliente y generando penachos magmáticos que a veces rompían la superficie lunar y fluían a lo largo de cientos de kilómetros. Los análisis de las muestras de las misiones Apollo indican que esos magmas transportaban gases, como monóxido de carbono, los ingredientes del agua, azufre y otras especies volátiles.
En un trabajo nuevo, la Dra. Debra H. Needham (NASA Marshall Space Flight Center) y el Dr. David A. Kring, (Universities Space Research Association, USRA) calcularon las cantidades de gases que surgieron de la lavas en las erupciones cuando fluían por la superficie y demostraron que esos gases se acumularon alrededor de la Luna formando una atmósfera transitoria. La atmósfera fue más gruesa durante el pico de actividad volcánica hace unos 3500 millones de años, cuando se creó, y habría perdurado unos 70 millones de años antes de perderse en el espacio.
David Kring señala que «este trabajo cambia drásticamente nuestra imagen de la Luna, de un cuerpo rocoso sin aire a uno que solía estar rodeado por una atmósfera más consistente que la que rodea a Marte hoy en día». Cuando la Luna tenía atmósfera estaba casi 3 veces más cerca de la Tierra de lo que se encuentra actualmente y se habría visto con un tamaño casi 3 veces mayor en el cielo.
La nueva imagen de la Luna tiene implicaciones importantes para la exploración futura. El análisis de Needham y Kring cuantifica una fuente de volátiles que podrían haber quedado atrapados desde la atmósfera en regiones frías, en oscuridad permanente, cerca de los polos, lo que a su vez podría proporcionar una fuente de hielo adecuada para un programa de exploración lunar estable. Los volátiles atrapados en depósitos helados podrían aportar aire y combustible para los astronautas que realizan operaciones en la superficie lunar y, potencialmente, para misiones más allá de la Luna.