Un átomo extinto revela los secretos, mucho tiempo escondidos, del Sistema Solar
3/3/2021 de ETH Zürich / PNAS
Utilizando el extinto átomo de niobio-92 (92Nb), investigadores del ETH han sido capaces de datar eventos en el Sistema Solar primitivo con una precisión mayor que antes.
Si un átomo de un elemento químico tiene un exceso de protones y neutrones, se convierte en inestable y arrojará estas partículas adicionales hasta convertirse en estable de nuevo. Uno de esos isótopos inestables es el 92Nb, que se extinguió poco después de la formación del Sistema Solar, convirtiéndose en circonio-92 (92Zr).
Deduciendo la cantidad de 92Nb que había cuando se formó el sistema solar, a partir de la cantidad de 92Zr que existe en la actualidad, medida en meteoritos que son fragmentos del protoplaneta Vesta, los investigadores han concluido que en el ambiente donde nació el Sol deben de haber explotados varias supernovas.
El nuevo modelo sugiere que el sistema solar interior, con los planetas terrestres Tierra y Marte, se vio muy afectado por material expulsado de supernovas de Tipo Ia que explotaron en nuestra galaxia, la Vía Láctea. En estas explosiones estelares, dos estrellas, en órbita una alrededor de la otra, interaccionan antes de explotar y expulsan material estelar. Por el contrario, el Sistema Solar exterior fue alimentado principalmente por una supernova de colapso gravitatorio (explosión en la que una estrella masiva colapsa sobre sí misma y explota violentamente) que probablemente estalló en el vivero estelar donde nació nuestro Sol.
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