Solar Orbiter, de las imágenes a la física
11/12/2020 de ESA
Los últimos resultados de Solar Orbiter muestran que la misión está estableciendo las primeras asociaciones entre fenómenos en la superficie del Sol y lo que sucede en el espacio interplanetario alrededor de la nave. También ofrecen nuevos datos sobre las “hogueras” solares, la meteorología espacial y la desintegración de los cometas.
Los datos de Solar Orbiter han permitido calcular la región de origen del viento solar que golpea a la nave e identificar su “huella” en las imágenes de detección remota. En un ejemplo estudiado en junio de 2020, la huella se ve en el margen de una región denominada “agujero coronal”, desde donde el campo magnético del Sol se extiende al espacio y permite que fluya el viento solar. Aunque se trata de un trabajo preliminar, ya va más allá de lo que era posible hasta el momento. “Hasta ahora no habíamos sido capaces de cartografiarlo con tanta precisión”, señala Tim Horbury, del Imperial College London y jefe del Grupo de Trabajo de Detección In-Situ de Solar Orbiter.
Solar Orbiter también ofrece nueva información sobre las hogueras solares que llamaron la atención de todo el mundo a mediados de este año. Las primeras imágenes de la misión mostraban una multitud de lo que parecían minúsculas erupciones solares desperdigadas por la superficie del Sol. Los científicos les dieron el nombre de “hogueras” porque aún se desconoce la energía exacta asociada estos eventos. Sin la energía, no está claro si se trata del mismo fenómeno que otras erupciones de bajo alcance detectadas por distintas misiones. Lo que hace que resulten tan interesantes es que desde hace mucho se creía que podrían existir en el Sol nanollamaradas a escala reducida, pero hasta ahora carecíamos de medios para ver fenómenos tan pequeños.
Solar Orbiter ha estado midiendo el viento solar gran parte del tiempo que lleva en el espacio y ha llegado a registrar varias eyecciones de partículas procedentes del Sol. Además, el 19 de abril, una eyección de masa coronal particularmente interesante inundó a Solar Orbiter. Dio la casualidad de que BepiColombo, la misión a Mercurio de la ESA, volaba junto a la Tierra en ese instante. Además, la misión solar STEREO de la NASA se hallaba a unos noventa grados de la línea Sol-Tierra, mirando directamente al área del espacio que atravesaba la eyección de masa coronal. Así, vio el impacto de la eyección en Solar Orbiter y, después, en BepiColombo y la Tierra. Combinando las mediciones de las distintas naves, los investigadores han podido estudiar a fondo cómo evolucionó la eyección mientras se desplazaba por el espacio.
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