¿Podrían los estallidos rápidos en radio estar proporcionando energía a sondas alienígenas?
10/3/2017 de CfA / Astrophysical Journal Letters
La búsqueda de inteligencia extraterrestre ha rastreado muchos signos diferentes de vida alienígena, desde emisiones en radio a destellos láser, sin éxito. Sin embargo, una nueva investigación publicada recientemente sugiere que unos misteriosos fenómenos llamados estallidos rápidos en radio podrían ser pruebas de una tecnología alienígena avanzada. Concretamente, estos estallidos podrían ser fugas de transmisores del tamaño de planetas que proporcionan energía a sondas interestelares en galaxias lejanas.
Los estallidos rápidos en radio son destellos de emisión en radio que duran milisegundos y parece que se producen en galaxias lejanas, a miles de millones de años-luz de distancia. Avi Loeb (CfA) y su colaborador Manasvi Lingam (Harvard University) han examinado la posibilidad de crear un transmisor de radio suficientemente potente como para que sea detectable a distancias inmensas. Han descubierto que si el emisor se alimenta de energía solar, la luz solar que iluminase un área de un planeta del doble del tamaño de la Tierra sería suficiente para generar la energía necesaria. Tal proyecto de construcción está muy fuera del alcance de nuestra tecnología, pero dentro del reino de lo posible según las leyes de la física.
Lingam y Loeb también se preguntaron si un transmisor de este estilo sería viable desde un punto de vista de ingeniería, o si las tremendas energías involucradas fundirían la estructura. De nuevo han descubierto que un instrumento del tamaño del doble de la Tierra enfriado con agua podría soportar el calor.
La siguiente reflexión que se han hecho es por qué nadie iba a construir semejante aparato. Argumentan que el uso más plausible de tal potencia es impulsar velas solares interestelares. La cantidad de energía producida sería suficiente para impulsar una carga de millones de toneladas, o unas 20 veces más que los mayores barcos de la Tierra. «Esto es suficientemente grande como para transportar pasajeros vivos a distancias interestelares o incluso intergalácticas», añade Lingam.
Para alimentar una vela solar, el transmisor necesitaría enfocar continuamente un haz hacia ella. Los observadores de la Tierra verían un breve destello porque la vela y su planeta, estrella y galaxia de origen están todos ellos desplazándose respecto de nosotros. Como resultado, el haz barre el cielo y sólo apunta en nuestra dirección por un momento. Las apariciones repetidas del haz, que se han observado pero no pueden ser explicadas como eventos astrofísicos cataclísmicos, podrían aportar pistas importantes sobre su posible origen artificial.