Las capacidades en el infrarrojo del Webb le permiten mirar a través de nubes de polvo y realizar un descubrimiento poco habitual
16/12/2022 de Webb Telescope / Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
La búsqueda de un tesoro escondido puede ser un proceso agotador, e incluso frustrante. Sin embargo, con el telescopio espacial Webb de NASA/ESA/CSA, los investigadores han logrado hallar uno de estos tesoros esquivos.
Una búsqueda en profundidad de «tesoros» enterrados, realizada en una de las primeras, imágenes tomadas por el Webb, conocida como los Acantilados Cósmicos, ha revelado un semillero de estrellas jóvenes que se encuentran en una fase de desarrollo particularmente difícil de observar.
Los Acantilados Cósmicos, una región al borde de una cavidad gaseosa gigante, situada en el interior del cúmulo de estrellas NGC 3324, ha intrigado durante mucho tiempo a los astrónomos por ser un lugar donde se forman estrellas.
El hidrógeno molecular es un ingrediente vital para crear estrellas nuevas y un trazador excelente de las primeras fases de su formación. A medida que las estrellas jóvenes reúnen material del gas y del polvo que les rodean, la mayoría expulsan de nuevo una fracción de material desde sus regiones polares en forma de chorros. Estos actúan entonces como una máquina quitanieves, barriendo su entorno cercano. En las observaciones del Webb se observa el hidrógeno molecular que es barrido y excitado por estos chorros.
«Chorros como estos son como postes indicadores de la parte más interesante del proceso de formación de estrellas. Solo los vemos durante una breve ventana de tiempo, cuando la protoestrella está acretando material activamente», explica Nathan Smith (Universidad de Arizona).
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